Día 175 (8/5/2010): Se rompió el último génova

Las cosas se complicaron al caer el sol, el viento quedó estable en casi 40 nudos y las olas continuaron subiendo de tamaño, llegó un momento en el que parecíamos inmersos en un temporal, barco completamente escorado (la regala dentro el agua), mar blanco con rompientes por todos lados, silbido intenso del viento, olas que llegan a pasar por encima del barco, etc. y justo en medio de esa situación nos dimos cuenta que el génova 4, el último que nos quedaba sano, se estaba rajando por el centro.

No había que perder tiempo, teníamos que ir a la proa y arriarlo como fuera, de otro modo se acabaría desintegrando y ya no tendría posibilidad de arreglo. Con unas condiciones así no es tarea fácil, cubierta inclinada, continuos movimientos bruscos del barco y olas impactándote directamente, hacen que tengas que agarrarte firmemente, pero con un poco de esfuerzo y prácticamente arrastrándonos sobre la cubierta lo conseguimos bajar y llevar a la bañera.

Nos habíamos quedado sin ninguna vela para poder poner en la proa, las 3 que llevamos rotas, estábamos acertados al considerar que uno de los grandes desafíos de este proyecto era la resistencia de los materiales, a la vista esta, y eso que llevaremos solo unas 12.000 millas navegadas.

Bien entrada la noche, cansados y completamente empapados, decidimos continuar solo con la mayor, perdíamos un poco de ángulo y de velocidad pero nos manteníamos razonablemente bien, por la mañana decidiríamos la nueva estrategia.

Sobre las 2 de la mañana el viento fue bajando y aproximándose más a lo que indicaba la previsión, 20-25 nudos, suponemos que los 40 debió ser fruto de algún fenómeno local, tal vez algún tipo de encañonamiento por la orografía de la Península de la Guajira. Por un lado era positivo, ya que si hubiese continuado subiendo no hubiéramos podido aguantar la mayor y tendríamos un problema, por otro lado el inconveniente era que perdíamos demasiada velocidad, la opción viable: apoyar un poco con el motor a 1.400 vueltas, así lo hicimos.

Dentro de lo que cabe, hemos pasado la noche razonablemente bien navegando de este modo, a pesar de que el tamaño de las olas seguía considerable, la escora que nos daba la mayor nos permitía pasarla sin un pantocazo excesivo.

Esta mañana se nos ha ocurrido una opción para llevar algo en la proa (necesario para poder ceñir bien), el tormentín (vela pequeña y muy resistente que se usa para temporales), no lo habíamos usado nunca, pero podría funcionar. La hemos izado y el resultado ha sido mejor de lo esperado, más grande y con mejor forma de lo que pensábamos, nos ha mejorado mucho la navegación, de hecho hemos podido apagar motor y ceñir en condiciones.

Tras superar Punta Gallinas (el extremo norte de la Península de La Guajira, en Colombia) el mar se ha formado más noble, sin disminuir la altura de la ola, el periodo se ha ido alargando y su forma es más redondeada, menos rompiente, lo que debería ser más normal en la zona que nos encontramos.

En este momento (22:40 GMT) nos encontramos en 12º 32’N, 71º 31’W, navegamos con mayor tomado el primer rizo y tormentín, rumbo 130º, velocidad 5,3 nudos, viento de 17 nudos prácticamente Este puro. Vamos haciendo bordos en zigzag para ir acercándonos a Aruba, que todavía la tenemos a 84 millas a nuestro Este, justo de donde viene el viento. Calculo que como mínimo nos quedan 24 horas más, en función de cómo se comporte la meteorología, la previsión no es mala, estabilidad con los mismos valores que tenemos ahora.
La vida a bordo está resultando dura durante esta travesía, la escora y los bruscos movimientos no nos dejan cocinar, así que vamos comiendo lo que podemos para subsistir. Estamos permanentemente empapados, apenas nos queda ropa seca. Exterior e interior del barco también están mojados, hay una humedad que se está metiendo por todos lados que no hay forma de quitarla. Dentro del barco hace calor, fuera frío, los cambios de temperatura son constantes. El agotamiento es patente, al salir de la guardia no hacemos más que dormir, en la cama es donde mejor se está.

Eso sí, la moral sigue alta, a pesar de los contratiempos seguimos bromeando y con buen humor, sabemos que este tipo de navegación será la tónica de los siguientes meses, hasta pasado Fortaleza en Brasil, nos quedan más de 1.600 millas de ceñida, así que nos vamos adaptando y llevándolo lo mejor que podemos, no nos queda otro remedio.

Sed felices.

Kike

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