Días 296 a 299 (6 al 9/9/2010): Llegamos a Rio de Janeiro

El lunes no iba a ser una excepción, la línea de cambios meteorológicos de estos últimos días continuó cumpliéndose, en este caso nos quedamos completamente sin viento y comenzó a llover sin parar, casi las últimas 100 millas las tuvimos que hacer a motor y con corriente en contra.

Como consecuencia la llegada no fue exactamente como me habría gustado: mi idea era entrar en un día soleado a la Bahía de Guanabara (en la que se ubica Rio), pudiendo contemplar el Pan de Azúcar, las playas de Copacabana e Ipanema, el Corcovado coronado por su Cristo Redentor, con toda la ciudad extendiéndose a sus pies. Fondeábamos sobre las 10 de la noche hora local, helados por el frio y la humedad, cansados por los días de navegación y todos los avatares de la singladura. Gracias a Aurelio, carioca amigo de Virgilio, tuvimos indicaciones precisas de un buen lugar en el que permanecer seguros hasta encontrar plaza en una marina a un precio razonable, Urca, una ensenada justo bajo el Pan de Azúcar, en su cara norte.

En cualquier caso, la aproximación nocturna a esta inmensa y preciosa ciudad también resulta espectacular. Su claridad se aprecia ya a muchas millas de distancia, y su peculiar orografía, plagada de montañas con formas suaves y redondeadas, de aspecto más similar a un postre gigante que a los picos a los que estamos acostumbrados, conforma un paisaje peculiar, no recuerdo nada que se le parezca. A medida que nos acercábamos a la entrada de la bahía pudimos ver por babor las luces de las tan famosas playas que ya he mencionado. Una vez dentro, el multicolor se extiende a todo lo que alcanza la vista, incluso se puede distinguir por su tonalidad las zonas más deprimidas (las favelas, muchas de ellas situadas en las laderas de las colinas, con luces más tenues y amarillentas) de las áreas residenciales y comerciales (edificios altos, luces intensas y coloridas por los neones).

La primera visión que tuvimos del Cristo Redentor parecía una aparición, inicialmente las nubes cubrían todo el Corcovado y no se distinguía más que su aureola, al poco despejó un poco la zona más alta, por lo que la inmensa estatua parecía flotar sobre el cielo.

A pesar de todo, nos animamos y bajamos a cenar a tierra, dado que Aurelio nos estaba esperando. El cansancio tampoco nos dejó extendernos mucho en la tertulia, en un par de horas estábamos de nuevo en el barco, necesitábamos dormir.

El martes el día amaneció claro, aunque se fue complicando a medida que avanzaba. Nada más me desperté lo primero que hice fue salir al exterior, estaba ansioso por mirar en todas direcciones, contemplar esta ciudad a la que tanto deseaba llegar, la visión sencillamente espectacular, imaginaos lo que he descrito anteriormente iluminado por a luz del sol, apreciando los contrastes de color de las montañas y como la ciudad se entrelaza con ellas y con la bahía.

Hasta bien entrada la tarde nos dedicamos a organizar un poco el barco, estos días de travesía lo habían dejado en un estado deplorable. También para algunas reparaciones urgentes, como el ventilador de la nevera, se había desprendido a consecuencia de los golpes y tuve que sustituirlo.

Al bajar a comer en tierra encontramos a Paulo, un amigo que Jose Carlos conoció en Jericocoara, por casualidad vio nuestro barco y lo reconoció. Nos llevó a un modesto restaurante en el que comer bien a buen precio, y así fue.

Luego, ya de noche, tratamos de localizar algún local con WIFI en el que tomar algo y conectarnos a internet, misión imposible. Por más que andamos y preguntamos no encontramos ninguno, y para complicar más las cosas se puso a llover, así que acabamos empapados y volviendo al barco al rato.

Esta mañana el despertar no ha sido muy agradable, el silbido sobre la jarcia de una fuerte racha de viento y el sonido del garrear el ancla se han encargado de lanzarme a toda velocidad a la bañera. Efectivamente estábamos a escasos dos metros del bauprés de una goleta de madera, un poco más y nos ensarta por popa. ¡Zafarrancho de combate!, todos a cubierta, y a salir de allí a toda velocidad, a todo esto no eran ni las 8 de la mañana, en ropa interior, lloviendo y con un frio que hacía tiritar.  Hemos movido el fondeo a un lugar más despejado, en el que pudiéramos largar toda la cadena y no tener problemas con los barcos de alrededor, entre tanta montaña en viento hace cosas raras, podíamos ver una racha soplando con fuerza en una dirección y a escasos 10 metros hacerlo en sentido prácticamente contrario.

Tras desayunar, y entrar un poco en calor, hemos bajado de nuevo a tierra, teníamos que hacer los trámites de llegada al nuevo puerto. Para ello hemos tomado un autobús en dirección al centro, tanto la Policía Federal como Capitanía dos Portos se ubican próximos al puerto comercial. Las gestiones nos han llevado toda la mañana, aunque también hemos podido pasear por sus calles, eso sí bajo la lluvia. El aspecto de esta parte de la ciudad no es diferente al de tantas otras grandes urbes europeas, tiendas, galerías comerciales, edificios públicos, bancos, oficinas, tráfico, personas andando con prisas, podría haber sido un barrio de  Valencia, Madrid, Barcelona, Londres, Paris…

Por fin, esta tarde hemos podido gestionar una plaza en el Iate Club de Rio de Janeiro, después de 4 días darnos una ducha (el aroma del barco nos lo agradecerá) y una conexión a Internet decente. Curiosamente esta marina apenas dispone de amarres es pantalán (estamos en boya), el espacio destinado a las instalaciones sociales es muchísimo mayor que a los barcos, con varios restaurantes y bares, tiendas, etc. Eso sí, son excelentes, lujosas y muy bien cuidadas, muy exclusivas.

Bueno, poco más por hoy, ya os sigo contando nuestras experiencias en la capital el Carnaval, eso sí, espero que el tiempo mejore para poder disfrutarla.

Sed felices.

Kike

9 Comments

  • Espero que la lluvia se retire y salga el Sol y podais disfrutar de la ciudad y sus alrrededores placidamente.
    Tomad muchas fotografias y luego nos las mostrais y asi nos hareis los dientes largos.
    Un fuerte abrazo.

  • Es una pena que haya llegado al Rio de Janeiro en épocas de mal tiempo. Pero creo que en los próximos días «el sol saldrá» (como diz la cancion de ‘Cartola’, el gran cantante y poeta carioca), porque aunque sé que mi ciudad, esta lluvia no es normal en este período (porque el sol es la postal «de Río de Janeiro … rs. Disfruta de la ciudad ¿Qué es realmente MARAVILLOSA!
    Besos a ti y a Joloc. :*

  • Hola Enrique,

    que descanseis y disfruteis en Rio, despues de la singladura que habeis tenido (con el susto del remolcador metido en el cuerpo y el cansancio por las dificultades debida al mal tiempo) seguro que os lo mereceis.

    Ya te cuento más en un correo, que se me hace tarde para ir a casa.

    Un beso y un abrazo,
    José Luis

  • Primo, me alegra saber que ya estais en Rio, espero que disfruteis los dias que esteis alli.
    Aprovecho tambien para felicitaros en vuestro dia 300 de aventura oceanica.
    NOTA: Haciendo una comparacion con los 300 espartanos en las Termopilas… sois igual de valientes!

  • Que guapo nanos….cada dia que pasa flipo mas con el peazo travesias que os estais pegando. Yo mi garreo fue a 97 millas de Valencia en la magnifica formentera. Oimos un golpe y al salir con mi modesto 30 pies un yatazo de 3 pisos llamado BENEDETA parecia que me iba a comer. Gracias que no era el Vendeta o mi cabeza seria pasto de delfines!!!
    Un fuerte abrazo y disfrutar cariocas!!!

  • TIERRAAA FIRMEEE!!!!!!! QUÉ BIEN!!!!!!!
    A LAS BUENAS, CAPITANES INTRÉPIDOS!!!
    ME ALEGRA QUE TODO MARCHE FENOMENAL, AUNQUE CON ESOS PROBLEMILLAS,QUE CON EL HABITUAL ESFUERZO SOLVENTAIS. PERO QUÉ SERÍA DE LAS NARRACIONES, SIN ESAS COSILLAS QUE LAS HACEN MÁS INTERESANTES.
    A SEGUIR DISFRUTANDO DE LO LINDO,SOBRE TODO CON LA VISTAAAA, MÁS QUE NADA POR LOS FAMOSOS «TRASEROS» DE LAS BRASILEÑASSSS JE,JE …
    A VER SI MEJORA EL TIEMPO, QUE SEGURO SABREIS QUÉ HACER
    AH!! Y A MOVER ESE CU CU…CON ESOS RITMOS TAN SENSUALES..

    MUXUS MUASSS DE UNA QUE POR FIN,ESTÁ DE VACACIONESSSSSSSSSS

  • Hola aventureros!

    Primo, cuéntanos algo que nos tienes en ascuas. Desde Barcelona (después de comer ya salgo para casa) estaba impaciente pensando que tendría una «montaña» de días por leer y, en un ratito que tengo internet desde el insti, veo que estás de relax total… señal de que estáis agusto!!!

    Pues nada, un besazo enorme para todos de los Molero Cordero

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