Día 806 (29/1/2012): Rumbo a la Isla de Pascua

Nuestra primera noche de navegación fue bastante movida, el viento del Suroeste subió hasta más de 20 nudos, con velas mayor y génova completamente desplegadas nos lanzó a superar los 10 nudos de velocidad en alguna ocasión, manteniéndonos en buenas medias (7,5 nudos de velocidad promedio, casi 180 millas recorridas durante las 24 horas). La ola de través era incómoda, pero soportable, nada que ver con las de Tierra del Fuego o Golfo de Penas.

Puntualmente fuimos al límite de llevar excesivo trapo (demasiada superficie vélica), pero el barco se comportó bien y no fue necesario rizar. La sensación de llevar el velero al máximo de sus prestaciones no es la misma cuando sales a dar una vuelta cerca de tu amarre habitual, que cuando estás solo en medio del océano y te quedan 25.000 millas por delante hasta regresar a casa, sigues teniendo ese «gusanillo», pero visto desde el prisma del respeto a romper algo, especialmente viniendo de una complicada reparación.

Durante el día el viento calmó progresivamente, por lo que decidimos recoger génova e izar spinnaker, a pesar de ir prácticamente de través. La decisión fue correcta, con 10-12 nudos de viento avanzábamos a más de 8 de velocidad. Desde ese momento todavía no hemos arriado el spi.

Por ahora seguimos rumbo Noroeste (entre 310 y 320º), no podemos ir en línea recta hacia la Isla de Pascua, sería cometer el mismo error que cometió Colon en su primer viaje a América, meternos en una zona de calmas, dado que hay un anticiclón casi permanentemente al Este de ella. Nuestra estrategia será bordear esta área buscando el empuje de los Alisios, trazando para ello casi un semicírculo, subiremos hasta los 24-23º de latitud Sur, luego arrumbaremos al Oeste hasta casi la longitud geográfica de la isla, en ese momento descenderemos en latitud hasta los aproximadamente 27º Sur de Pascua.

Todo este desvío implica que, en lugar de las 2.000 millas que hay a rumbo directo, acabaremos recorriendo más de 2.600 (similar a cruzar el Atlántico), pero será más rápido y con menos riesgos de quedar parados durante días en medio del océano.

La vida de abordo ha vuelto a su ritmo habitual durante la navegación, 4 horas de guardia controlando todos los elementos de barco y velas, alternadas con 4 horas de descanso. A pesar del tiempo transcurrido no nos ha costado nada adaptarnos, con las ganas que teníamos…

Se me olvidó contaros que zarpamos de Valparaíso con un tercer tripulante, Hugo, un amigo Argentino que nos acompañará durante un tiempo, bienvenido a la Aventura!

Poco más por hoy, disculpad si he usado mucha terminología náutica 😉

Sed felices.

Kike