Días 739 a 744 (23 al 28/11/2011): Sonrisas y lágrimas.

Por primera vez, desde que rompimos mástil, las cosas han ido más rápido de lo que pensábamos. La previsión era que el personal de la fábrica que tenía que venir a montar llegara mañana martes, sin embargo llegaron el viernes pasado, de hecho si todo va bien, mañana arbolaremos el Bahari.

El jueves fue un día curioso, comenzamos la mañana con la revisión de la balsa salvavidas, había expirado el periodo de inspección y con las cosas de seguridad no se juega. La novedad fue que la empresa con la que contratamos la revisión nos dejó estar presentes al abrirla, es más, el responsable, muy didáctico, nos mostró hasta el último detalle. Una cosa es ver balsas genéricas o leer sobre ellas y otra muy distinta es hinchar la tuya, meterte dentro de ella y comprobarla minuciosamente. Ojalá nunca tengamos que usarla, pero si llega la situación, seguro que no será a plena luz del día y con viento y mar en calma, saber dónde se sitúa cada elemento ayudaría a evitar errores que se podrían convertir en catástrofes. Afortunadamente todo estaba en perfecto estado y no hubo más que sustituir pequeños suministros sin importancia.

También conseguimos solucionar algunos problemillas que teníamos con nuestros equipos de buceo, localizamos una empresa profesional y con suministros adecuados.

La tercera gestión fue un poco más problemática, mientras nos acercábamos a la tienda nos encontramos con una de las protestas estudiantiles que se están dando en estos momentos en Chile, justo por la calle que teníamos que pasar. En un principio pensamos cruzar por un lateral de la acera tratando de pasar desapercibidos, pero cuando estábamos a punto se inició una firme actuación de los Carabineros; tanquetas, cañones de agua, botes de humo, antidisturbios y objetos volando por todas partes nos dejaron claro que no era la mejor opción. Dimos un rodeo por la calle paralela y conseguimos llegar, pero nos encontrábamos justo en la retaguardia de los manifestantes. En cualquier caso las cosas parecían estar más tranquilas y una pequeña puerta del comercio estaba abierta, nos acercamos a preguntar, pero estaban cerrando. Al salir una carrera colectiva nos aconsejó poner pies en polvorosa, acabar detenidos como estudiantes revolucionarios no nos venía muy bien en ese momento. Encontramos un restaurante abierto y decidimos aprovechar para comer mientras todo se despejaba. Terminamos y ya no había rastro de problemas, visiblemente, porque en la calle los ojos nos empezaron a llorar con un intenso picor en nariz, cara y garganta, los gases lacrimógenos se habían mantenido en el ambiente casi una hora, era insoportable, tuvimos que correr durante varias calles para poder respirar con normalidad. Sin haberlo deseado fuimos testigos directos de uno de los conflictos más calientes del país y de cómo se las gastan las fuerzas de seguridad por aquí.

Poco después recibimos una llamada que transformó nuestras lágrimas en sonrisas, al día siguiente se iniciaría el ensamblado y montaje del mástil, la noticia que esperábamos ansiosamente.

Desde el viernes no hemos parado, jornadas de más de 12 horas para que todo esté a punto cuando llegue la grúa mañana a las 9. Al final decidimos arbolar con el barco fuera del agua, estos días hay una especie de resaca que provoca movimientos bruscos incluso dentro de la marina, no queremos arriesgarnos a que en el último momento se pudiera partir o doblar el palo. Para ello una pluma de 40 metros lo “pinchará” elevándolo por su parte superior por encima de la cubierta.

No ha sido fácil, además de lo laborioso del montaje, varios problemas de última hora nos han hecho visitar 3 veces al tornero y retocar centenares de pequeñas piezas a mano, pero lo importante es que apenas queda nada y estamos convencidos que el resultado va a ser muy bueno.

Mañana será un gran día, espero poder daros la noticia de que todo ha ido bien, ahora me voy a dormir, la actividad empezará muy temprano.

Sed felices

Kike