Día 20 (4/12/09): Delfines, un buen presagio
La noche ha sido tranquila, en cuanto superamos el sur de Gran Canaria paramos motor y subimos vela, teníamos 20-25 nudos, no izamos mucho trapo, no nos apetecía una noche movida.
Esta mañana ya con la luz del sol hemos subido mayor y spi, desde entonces estamos navegando así, aunque hemos tenido que hacer varios cambios de rumbo por roladas y variaciones de intensidad, incluyendo trasluchada.
A mediodía hemos divisdado una manada inmensa (yo calculo más de 25 ejemplares) de delfines que se dirigian a toda velocidad hacia nuestra proa, querian jugar con nosotros. Divisar delfines siempre ha sido considerado por los marineros como un buen presagio para una travesía, y si se midiera por el número de ellos y lo contentos que parecían, nuestro caso podría considerarse como de muy buen presagio. Nuestros amigos (me tomo la confianza porque han estado un buen rato con nosotros) se han entretenido de lo lindo cruzando por delante de la proa desde todas las direcciones, saltando, haciendo cabriolas, paseando en formaciones que iban cambiando, sumergiéndose y emergiendo, en fin, no paraban. He tomado un buen reportaje fotográfico y en vídeo del espectáculo que nos han brindado estos seres tan entrañables y que tan buenos sentimientos despiertan, prometo subirlo en cuanto lleguemos a Santa Lucía y consiga un acceso Internet con el suficiente ancho de banda.
¿Habrán venido a darnos la bienvenida a la travesía del Atlántico? Me gustaría creer que si 😉 Vale, ya se que les atrae y les gusta el sonido de las turbulencias en la proa, y que por naturaleza les encanta jugar, un excelente entrenamiento para sus cacerías en manada, pero soy libre de pensar que realmente estaban disfrutando, y nosotros con ellos. Seguro que mi amigo Gilberto (que junto a su mujer, Sara, tanto nos han ayudado en los preparativos de la salida) nos puede hacer alguna aclaración al respecto.
Más tarde, justo antes de la puesta de sol, hemos tenido un pequeño incidente que resolver, de repente nos hemos dado cuenta que el spi estaba en el agua y lo arrastrabamos como un red de pesca, se había soltado de la driza, la escota y la braza permanecían firmes. Lo primero que hemos hecho, como es normal, ha sido subirlo a bordo, tirando de él cual pescadores que recogen sus artes, acto seguido lo hemos vuelto a izar usando la driza de la otra banda. Suponemos que el problema ha sido que el mosquetón no estaba bien cerrado, punto de control que introduciremos en el protocolo de mejora contínua para que no vuelva a suceder 😉
Para bajar la driza, que evidentemente se ha quedado arriba, Jose Carlos ha subido hasta arriba del palo, todo un ejercicio de funanbulismo en plena navegación con spi y una ola respetable, pero vamos, todo ha salido a la perfección.
Relajados ya tras solucionar el problema, me he dispuesto a fotografiar la puesta de sol, teniendo en cuenta el rumbo suroeste que llevamos, y que el spi deja buena visibilidad por debajo, sentado apoyado en la base del palo, parecía que estuviera el un palco vip para ver el espectáculo del ocaso sobre la inmensidad de la mar océana, perfecto e idílico si no llega a ser por una nube caprichosa que en el último momento se me ha puesto delante, así que nada de ver como el sol se sumergía en el agua… en fin, la naturaleza es caprichosa, te presenta y luego desvanece escenas maravillosos a su antojo…
Por contra nos esta dando la oportunidad de ver la salida de la luna, casi llena, otro regalo para los sentidos.
Un poquito más de viento y un día como este sería casi perfecto.
Kike
Hola Kike,
Por alusiones:
Como científico toca considerar las ventajas q les supone a los delfines el aprovechar el régimen laminar q produce el casco del barco al surcar las aguas. Suponiendo para estos un menor gasto energético al nadar. Q su origen está en un ungulado exinto, algo entre un hipopótmo y una vaca, q decidió volver al mar.
No obstante, el hecho d q los delfines acudan a los barcos, siguiendo rumbos distintos a los q venían haciendo, las acrobacias con las q nos obsequian, ese comportamiento curioso (a menudo nadando d costado, como para vernos mejor), junto a las sensaciones q nos despiertan. Traen a la mente antiguas leyendas q hablan d q los cetáceos vienen d la constelación d Sirio, y vinieron a la Tierra con el objeto d ayudar a los seres humanos, enseñándonos las artes de alegría, amor, felicidad y juego. Visión mucho menos científica, pero mucho más poética.
Así pues, no dudéis d q se trata d un buen augurio. Y d q estáis bajo la protección d Poseidón. A ver si así Eolo sigue siendo benevolente.
Un abrazo, y no os digo lo d sed felices, q ya s q lo sois