Días 1.114 a 1.116 (2 al 4/12/12): Donde las islas aparecen y desaparecen…
Navegábamos por el Mar de Salomon, más allá de Guadalcanal, aproximadamente al Sur de la isla de Vangunu, sabía que se trataba de una zona peligrosa y había que estar muy alerta.
El caprichoso viento desapareció una vez más, de modo que nos dispusimos a arriar todo, las velas únicamente nos frenaban. Mientras hacíamos la maniobra detecté un cambio brusco de color en el agua, de azul oscuro pasó a verde casi fosforescente, estaba claro que algo raro pasaba allí abajo y mi intuición no me engañó.
Al principio el verde del agua presentaba una frontera clara, una línea precisa, pero sin mucho margen de reacción nos vimos envueltos por él, ya no estaba claro cómo salir de allí, continuamos rumbo, tarde o temprano abandonaríamos la extraña zona, aunque permanecer en ella daba escalofríos.
Todos en cubierta oteábamos concienzudamente el horizonte, debíamos estar alerta ante lo que podía suceder, o tal vez no sucediera, pero no había forma de estar seguros, pacientemente permanecimos vigilantes.
Súbitamente, como a una media milla por nuestro través de estribor, una columna de agua se levantó más de 25 metros sobre la superficie formando una especie de hongo en su parte superior, acompañada de un sordo sonido tipo trueno, parecía la explosión de un pesado obús de artillería, pero en realidad estaba claro lo que era, una erupción volcánica submarina. La impresión nos hizo gritar a todos a la vez, las exclamaciones se sucedieron a bordo durante minutos.
La zona por la que navegábamos presenta una actividad volcánica subacuática elevadísima, de hecho a lo largo de los años en multitud de ocasiones han aparecido pequeñas islas, que desaparecen de igual modo como consecuencia del oleaje que quiebra sus frágiles cimientos.
El color verdoso del agua evidentemente tenía que ver con algún tipo de emisión en las profundidades, ese era el motivo que me inquietaba, tal vez la corriente la arrastrara, o podíamos estar situados justo encima de un volcán activo, idea que como entenderéis no me hacía mucha gracia, sobre todo tras ver la primera explosión, si nos atrapara una de esas nos podría subir la orza al salón y catapultarnos por los aires convirtiéndonos en un barco volador.
Además estaba el riesgo de impactar con alguna formación emergida recientemente y no cartografiada, solo podíamos confiar en nuestros ojos para detectar cualquier anomalía en el mar que evidenciara la presencia de algún obstáculo sumergido.
No tardó mucho en sobresaltarnos una segunda explosión, esta vez un poco más lejana (como a una milla) pero más violenta, a esa distancia distinguimos perfectamente el color negruzco del humo disuelto en la masa de agua disparada hacia el cielo, así como durante casi un minuto como el agua hervía con gigantescos borbotones a su alrededor, no me hubiese gustado nada estar más cerca.
Durante una media hora divisamos otras dos erupciones más de buen tamaño, así como numerosas menores, todas ellas en una franja entre media y una milla en dirección a Vangunu. De vez en cuando se escuchaban aterradores sonidos que no podían proceder de ninguna tormenta cercana (no se divisaban en el horizonte), dedujimos que posiblemente se tratara de algún fenómeno asociado a la actividad volcánica que éramos incapaces de divisar desde nuestra posición.
Me tranquilizó comprobar que el grueso de las explosiones se producía en una zona concreta, aunque a decir verdad, no estuve relajado hasta que no nos alejamos suficientemente, desconocía las posibilidades de un cambio espontáneo del lugar de las emisiones.
Posteriormente hemos sabido que no es un fenómeno fácil de observar, nos consideraron afortunados por ello, en ocasiones expediciones de científicos se desplazan hasta allí y tras esperar durante horas o días no consiguen verlas.
Es impresionante observar las inmensas fuerzas de la naturaleza en acción, tal demostración de potencia te hace sentir frágil e insignificante, y por supuesto, completamente en manos de sus designios.
Tras una tranquila noche de navegación, alterada únicamente por algún chubasco aislado, hoy entorno al mediodía hemos llegado a Gizo, nuestro destino elegido en las islas Salomon, bautizadas así por nuestro compatriota Álvaro de Medaña cuando las descubrió en 1.568 buscando El Dorado, pensó que eran tan ricas o incluso la fuente del inmenso tesoro del Rey Salomón, aunque posteriormente nunca encontró oro en ellas.
Salomon es un destino poco frecuentado por los turistas, la mayoría de los foráneos que se encuentran están vinculados a la cooperación internacional o a las fuerzas de pacificación lideradas por Australia tras los graves enfrentamientos étnicos de hace unos años. Sin embargo es un diamante en bruto, dispone de toda la variedad de paisajes (desde frondosas y elevadas islas volcánicas a paradisiacas playas llenas de palmeras en atolones), su fondo marino es excepcionalmente rico y diverso, es un auténtico museo lleno de reliquias de la Segunda Guerra Mundial (que se pueden encontrar tanto en tierra como bajo el mar) y su gente es amable y acogedora, ¿qué más se puede pedir?
Entre arrecifes se llega a la resguardada bahía de Gizo ciudad, con 3.000 habitantes una de las principales poblaciones de un país eminentemente agrícola y de autosubsistencia. Todavía se aprecian los trazos de la base japonesa que fue durante el conflicto mundial, largas canoas de madera impulsadas a remo o con fuerabordas transitan sus aguas, especialmente cuando hay mercado, cuyo colorido y la gente que compra o vende constituyen una buena muestra de los nativos y su modo de vida.
Durante los próximos días recorreremos la zona y nos sumergiremos en los puntos más significativos del entorno, aquí tenemos la ventaja de que Julián y Alaitz estuvieron trabajando durante un año como instructores de buceo, conocen perfectamente el lugar, la gente y la infraestructura necesaria.
Sed felices
Kike
Kike y tripulación, qué fortuna haber visto en directo erupciones volcanicas submarinas, pero qué miedo¡¡¡¡…. No cabe duda que un espiritu benigno guia al Bahari. Un fuerte abrazo
Ana
La verdad que con solo imaginar me recorrio un inmenso escalofrio y a la ves una adrenalina impresionante !!!
Sin dudas que como dice Ana «que un espiritu benigno guia al Bahari».
Gracias por compartir estas esperiencias .
Buenos vientos !!
adeus
Primo, ¡vaya pasada! de experiencia el poder ver (y no sentir…) tan de cerca esas erupciones volcanicas.
NOTA: no hay fotos desde el mes de Agosto, manda aunque sea un dibujo…
No sé, si con tantos gritos os dio tiempo de hacer una foto a la erupción, seria maravilloso.
Madre mía Kike!!! al leerlo me han dado escalofrios!!! afortunados si, pero madre mía menudo susto!!
Bss de la family!
Hola aventureros,
primo tras un kit-kat demasiado largo desconectada de la Aventura, has vuelto a dejarme impactada y con ganas de más. Cuídate mucho.
Besitos mil!! 😉
Hola Kike guapísimo¡¡¡¡…..que maravilla volver a leer tus maravillosos relatos con tanto agetreo y trabajo no pude recrear mi imaginación con todo con lo que nos cuentas d tu maravilloso viaje,me parece alucinante esta gran experiencia que has vivido al lado de tu nueva tripulación ,sois unos valientes y afortunados de ver y vivir experiencias donde la naturaleza muestra su gran belleza demostrando su poder y fuerza y nos muestra que nosotros somos insignificantes ante ella,pero lo bueno de esta maravillosa naturaleza es que nos ofrece siempre lo mejor de ella a nuestro servicio lo único que tenemos que aprender es cuidar y respetar todo lo que nos da.
Después de haber vivido este gran acontecimiento de poder y de fuerza ,a disfrutar mucho de lo que mas les gusta que es el buceo y la calidez de la gente maravillosa que conoces en cada paraíso donde descansas y disfrutas….me alegra saber que estáis bien y que seguís siempre adelante ….un gran abrazo para todos ,esperamos con ansias esas lindas fotografías de esas maravillosas islas y de Gizo…………Paty