ElEl domingo por la mañana nos encontrábamos frente a la costa de Punta del Este, con poco viento y casi de proa. Haciendo cálculos nuestra llegada a Montevideo (a unas 70 millas) se produciría bien entrada la noche, durante el camino nos atraparía el temporal de sur previsto, y para acabar de complicarlo no teníamos la certeza de tener calado en Puerto del Buceo ni de que nos admitieran en el puerto comercial, todo ello aderezado con la dificultad extra de no tener información de profundidad abordo por persistir el problema de la sonda.
Era momento de tomar decisiones, y la más razonable parecía ser entrar en Punta del Este, informarnos en detalle y confirmar las posibilidades de refugio seguro en Montevideo, revisar la previsión meteorológica, y en caso de poder ir, zarpar con las garantías de llegar con luz de día.
En torno al mediodía amarrábamos en la marina 4, como siempre, lo primero los trámites de entrada al país, que en este caso no fueron excesivamente laboriosos. Una vez hecho esto comenzamos a analizar todos los datos en detalle para hacernos una composición de lugar y decidir la estrategia para los próximos días.
Con la información que nos habían proporcionado varios seguidores uruguayos de Aventura Oceánica, conversaciones telefónicas, y la actualización de las previsiones, lo tuvimos claro. Lo mejor era permanecer amarrados en Punta del Este durante nuestra estancia en Uruguay y desplazarnos por vía terrestre a Montevideo para conocer la ciudad y a la gente que allí nos esperaba. Dedicamos el resto del día a descansar, gestiones en internet y aprovechar las comodidades de estar en puerto.
Tras leer los comentarios del blog y dar una vuelta por el puerto, me di cuenta de mi error al identificar como una foca lo que había visto navegando hacia allí, en realidad se trataba de una hembra de lobo de mar, siempre se aprenden cosas nuevas. La isla de Lobos, a unas 5 millas de allí, es una de las principales reservas mundiales de esta especie. Las aguas de la marina están plagadas de ellos, llegan atraídos por los restos de pescado que les ofrecen los pescadores. Los machos son enormes, como de 3 metros y 500 kilos de peso, con pelo largo alrededor de la cabeza. A cada uno de ellos le acompaña un harén de 3-4 hembras, de inferior tamaño y más parecidas a las focas 😉
El lunes a las 15 horas tuvimos una entrevista con la cadena uruguaya Radio Sarandí, en el programa Viva la Tarde, no daban crédito cuando les contábamos detalles de nuestra aventura. Más tarde nos encontramos con Sebastián, que nos sigue por el blog desde hace tiempo. Aunque ahora vive en Montevideo es originario de Punta del Este, de modo que fue un excelente guía para enseñarnos la zona y llevarnos a cenar una excelente parrilla.
Punta del Este ha tenido un importantísimo desarrollo inmobiliario estos últimos años, enormes torres de apartamentos flanquean sus preciosas playas. Esta visión difícilmente impresiona a dos valencianos, sin embargo no toda es así. Existen numerosas zonas residenciales en las que la perspectiva es completamente diferente, casas de ensueño diseminadas en extensas zonas verdes plagadas de vegetación, curiosamente casi ninguna de ellas vallada. En esta época del año es muy tranquila, aunque en breve, con el inicio del verano, se llena de turistas de los países del alrededor, cambiando radicalmente de aspecto y ritmo de vida.
Al día siguiente temprano nos trasladamos a Montevideo en coche. Por el camino pudimos observar el paisaje de este país, en el que la agricultura y ganadería tienen un peso muy importante. Me llamó la atención sus datos demográficos, unos 3 millones de habitantes en total y prácticamente la mitad de ellos residen en su capital, la densidad de población en el resto es muy baja.
Fue gracioso encontrarnos paseando por sus calles una sede del PSOE, con retrato de Zapatero incluido. Tras una vuelta por el centro nos dirigimos a la Ciudad Vieja, la zona histórica, pegada al puerto. Allí quedamos para comer con Valentina, que nos llevó al Mercado del Puerto, donde curiosamente lo que se come es carne a la brasa en los numerosos restaurantes bajo la estructura metálica en común del antiguo mercado. La anécdota graciosa es que parece ser que los materiales para su construcción llegaron allí hace casi siglo y medio por error, puesto que iban dirigidos a Santiago de Chile, donde hay uno exactamente igual, pero este de pescado.
En breve se unieron a nosotros Nilmo y Sebastián, todos juntos subimos hasta el Cerro de Montevideo, desde donde pudimos contemplar una espectacular vista de la ciudad y su puerto.
Más tarde nos desplazamos en grupo a Puerto del Buceo, donde se concentra la náutica deportiva, allí encontramos a Eduardo, que también sigue nuestras andanzas a través de internet. Horas de agradable conversación dieron para muchas anécdotas, bromas, detalles de la vida en Uruguay y consejos para la navegación por El Rio de la Plata, que tiene sus peculiaridades. Me hizo gracia encontrar al Charrua en su varadero, todos aquellos que hayáis leído el libro «Hasta donde el viento me lleve» sabréis de lo que hablo, un uruguayo que estuvo dando la vuelta al mundo en este velero durante 38 años. También escuchamos la historia de un ruso que llegó navegando hasta allí con un velerito de poco más de 3 metros, construido por él mismo en el balcón de su casa, alucinante ver las fotos, no quiero imaginar afrontar los mares que hemos pasado con esa embarcación.
A las 10 y media de la noche reemprendíamos camino de vuelta a Punta del Este, los planes eran zarpar al mediodía del miércoles, tras una entrevista que teníamos concertadas con el Canal 7 de la televisión uruguaya.
Por el camino reflexionamos acerca de la excelente jornada que habíamos tenido, por lo visto, conocido y aprendido, pero sobre todo por la acogida de estos nuevos amigos, nos sentimos orgullosos de encontrar gente así por el mundo, y de que el vínculo que los haya unido a nosotros sea nuestro sueño, ese desafío que día a día vamos viviendo.
Sed felices.
Kike domingo por la mañana nos encontrábamos frente a la costa de Punta del Este, con poco viento y casi de proa. Haciendo cálculos nuestra llegada a Montevideo (a unas 70 millas) se produciría bien entrada la noche, durante el camino nos atraparía el temporal de sur previsto, y para acabar de complicarlo no teníamos la certeza de tener calado en Puerto del Buceo ni de que nos admitieran en el puerto comercial, todo ello aderezado con la dificultad extra de no tener información de profundidad abordo por persistir el problema de la sonda.
Era momento de tomar decisiones, y la más razonable parecía ser entrar en Punta del Este, informarnos en detalle y confirmar las posibilidades de refugio seguro en Montevideo, revisar la previsión meteorológica, y en caso de poder ir, zarpar con las garantías de llegar con luz de día.
En torno al mediodía amarrábamos en la marina 4, como siempre, lo primero los trámites de entrada al país, que en este caso no fueron excesivamente laboriosos. Una vez hecho esto comenzamos a analizar todos los datos en detalle para hacernos una composición de lugar y decidir la estrategia para los próximos días.
Con la información que nos habían proporcionado varios seguidores uruguayos de Aventura Oceánica, conversaciones telefónicas, y la actualización de las previsiones, lo tuvimos claro. Lo mejor era permanecer amarrados en Punta del Este durante nuestra estancia en Uruguay y desplazarnos por vía terrestre a Montevideo para conocer la ciudad y a la gente que allí nos esperaba. Dedicamos el resto del día a descansar, gestiones en internet y aprovechar las comodidades de estar en puerto.
Tras leer los comentarios del blog y dar una vuelta por el puerto, me di cuenta de mi error al identificar como una foca lo que había visto navegando hacia allí, en realidad se trataba de una hembra de lobo de mar, siempre se aprenden cosas nuevas. La isla de Lobos, a unas 5 millas de allí, es una de las principales reservas mundiales de esta especie. Las aguas de la marina están plagadas de ellos, llegan atraídos por los restos de pescado que les ofrecen los pescadores. Los machos son enormes, como de 3 metros y 500 kilos de peso, con pelo largo alrededor de la cabeza. A cada uno de ellos le acompaña un harén de 3-4 hembras, de inferior tamaño y más parecidas a las focas 😉
El lunes a las 15 horas tuvimos una entrevista con la cadena uruguaya Radio Sarandí, en el programa Viva la Tarde, no daban crédito cuando les contábamos detalles de nuestra aventura. Más tarde nos encontramos con Sebastián, que nos sigue por el blog desde hace tiempo. Aunque ahora vive en Montevideo es originario de Punta del Este, de modo que fue un excelente guía para enseñarnos la zona y llevarnos a cenar una excelente parrilla.
Punta del Este ha tenido un importantísimo desarrollo inmobiliario estos últimos años, enormes torres de apartamentos flanquean sus preciosas playas. Esta visión difícilmente impresiona a dos valencianos, sin embargo no toda es así. Existen numerosas zonas residenciales en las que la perspectiva es completamente diferente, casas de ensueño diseminadas en extensas zonas verdes plagadas de vegetación, curiosamente casi ninguna de ellas vallada. En esta época del año es muy tranquila, aunque en breve, con el inicio del verano, se llena de turistas de los países del alrededor, cambiando radicalmente de aspecto y ritmo de vida.
Al día siguiente temprano nos trasladamos a Montevideo en coche. Por el camino pudimos observar el paisaje de este país, en el que la agricultura y ganadería tienen un peso muy importante. Me llamó la atención sus datos demográficos, unos 3 millones de habitantes en total y prácticamente la mitad de ellos residen en su capital, la densidad de población en el resto es muy baja.
Fue gracioso encontrarnos paseando por sus calles una sede del PSOE, con retrato de Zapatero incluido. Tras una vuelta por el centro nos dirigimos a la Ciudad Vieja, la zona histórica, pegada al puerto. Allí quedamos para comer con Valentina, que nos llevó al Mercado del Puerto, donde curiosamente lo que se come es carne a la brasa en los numerosos restaurantes bajo la estructura metálica en común del antiguo mercado. La anécdota graciosa es que parece ser que los materiales para su construcción llegaron allí hace casi siglo y medio por error, puesto que iban dirigidos a Santiago de Chile, donde hay uno exactamente igual, pero este de pescado.
En breve se unieron a nosotros Nilmo y Sebastián, todos juntos subimos hasta el Cerro de Montevideo, desde donde pudimos contemplar una espectacular vista de la ciudad y su puerto.
Más tarde nos desplazamos en grupo a Puerto del Buceo, donde se concentra la náutica deportiva, allí encontramos a Eduardo, que también sigue nuestras andanzas a través de internet. Horas de agradable conversación dieron para muchas anécdotas, bromas, detalles de la vida en Uruguay y consejos para la navegación por El Rio de la Plata, que tiene sus peculiaridades. Me hizo gracia encontrar al Charrua en su varadero, todos aquellos que hayáis leído el libro «Hasta donde el viento me lleve» sabréis de lo que hablo, un uruguayo que estuvo dando la vuelta al mundo en este velero durante 38 años. También escuchamos la historia de un ruso que llegó navegando hasta allí con un velerito de poco más de 3 metros, construido por él mismo en el balcón de su casa, alucinante ver las fotos, no quiero imaginar afrontar los mares que hemos pasado con esa embarcación.
A las 10 y media de la noche reemprendíamos camino de vuelta a Punta del Este, los planes eran zarpar al mediodía del miércoles, tras una entrevista que teníamos concertadas con el Canal 7 de la televisión uruguaya.
Por el camino reflexionamos acerca de la excelente jornada que habíamos tenido, por lo visto, conocido y aprendido, pero sobre todo por la acogida de estos nuevos amigos, nos sentimos orgullosos de encontrar gente así por el mundo, y de que el vínculo que los haya unido a nosotros sea nuestro sueño, ese desafío que día a día vamos viviendo.
Sed felices.
K
mucho me alegro que llegaran bien a Buenos Aires ya que me quede muy preocupado,… ya que sin zonda,si no elegian el rumbo del canal comercial creo que les resultaria muy dificil ,ya que cuando dragan estos canales tiran los sedimento al costado,entonces saliendose del canal puede ser que tengan muy poco fondo,tener cuidado para el regreso a Mar del Plata y al sur.
Me quede muy contento de que se llevaran una buena impresion de este pequeñito pais,en poblacion,y que pasaran bien por estos lados,hemos intentado mostrales un poquito de como vivimos……….
Por alli, se que ya estan en contacto con Manuel Perez ,podran con el solucionar todos los problemas que tengan,el les va a dar una buena mano sin duda.
De Uruguay lo que necesiten estoy a la orden,quizas sea un tema a evaluar ,pero creo que me contaste que por Navidad pasarian unos dias por Buenos Aires,que vendrian del Sur,asi que si queres,pasar por Montevideo o Punta del Este ,que en esa epoca se pone muy lindo ya que es plena temporada,tanto en alojamiento y en traslados,y en pasar con amigos,quizas sea una experiencia muy interesante,preguntale a Manolito de como se pasa en Punta en estas fechas…….el inclusive en esos dias va a cruzar para aqui.
Asi que ya saben cuentan con familias postizas,por aqui y amigos dispuestos a lo que necesiten.
Que disfrute mucho por Buenos Aires,que lleguen las velas.
saludos
Hola aventureros!
Primo me alegro de que hayáis tenido unos agradables días en Uruguay, y como dice el Rey todos los años: «me llena de orgullo y satisfacción» que vayáis haciendo amigos por dónde quiera que estéis, pues es síntoma de que hay gente buena allá por dónde vayas.
Miles de besos.
PD: Por cierto, ¿al final has podido aclarar algo de la conexión que queríais hacer el lunes 15, cumpleaños de Aventura Oceánica?
Primo, comparto plenamente lo que dice la prima Mireia y es fantastico la cantidad y calidad de amigos que estais haciendo durante esta travesia y sobre todo la ayuda que os estan prestando.
NOTA: De la foto de Zapatero , no hare chistes, que esta la «cosa» muy maaaallll…