Días 538 a 555 (6 al 23/5/2011): El Desierto de Atacama
Cambio radical de escenario, desde el borde del mar, rodeado de veleros, al Desierto de Atacama, el lugar más árido del planeta, donde existen zonas en las que durante más de 300 años no ha caído ni una sola gota de agua.
Enmarcado entre la Cordillera de los Andes y la costa, situado en la latitud del Trópico de Capricornio, la misma que por esos caprichos de la meteorología provoca desiertos en todas las costas occidentales del hemisferio Sur, tiene poco que ver con la imagen preconcebida que uno puede tener del mismo.
Aunque hay algunas pequeñas zonas de dunas, no se trata de un desierto de arena, sino más bien de roca y tierra, en realidad tiene una gran variedad de paisajes. Es un lugar de contrastes, en pocos kilómetros puedes pasar de inmensas llanuras a escarpadas montañas, de la ausencia por completo de vida y agua a lagunas repletas de flamencos, de infinitos tonos marrones al verde de los oasis o blanco de las lejanas cumbres nevadas. En general está situado a una altura considerable (como a 2.000 m. sobre el nivel del mar), imaginaos las diferencias de temperatura, yo las sufrí como de 40ºC entre día y noche, en verano puede superar los 50ºC.
El punto de partida para las distintas excursiones ha sido San Pedro de Atacama, pequeño pueblo situado en un oasis que, a pesar del desarrollo turístico, mantiene su sabor original, con casas de adobe y calles sin asfaltar. Sobre él, omnipresente, el volcán Licancabur, de casi 6.000 metros de altura, mítico para los Atacameños, tribu que vivió en aquellas tierras desde la llegada del hombre a Sudamérica. Cuenta la leyenda que subían cargados hasta su cumbre para construir monumentos y hacer ofrendas, aplacando de esta forma la ira del dios de la montaña.
El Salar de Atacama es una parada obligada, decenas de kilómetros a lo largo y ancho cubiertos por grisáceas costras de sal sobre las que es prácticamente imposible caminar, si me perdiera en algún lugar de la tierra espero que nunca sea allí. Increíblemente, en su interior hay algunas lagunas, más saladas que el mar, en las que se desarrolla un particular ecosistema capaz de alimentar a numerosas aves. Un vistazo de 360º refleja en el horizonte que se encuentra rodeado de montañas, entre las que destacan evidentemente los Andes, y en ellos el volcán Lascar (5.500 m.), cuyas fumarolas delatan su actividad. Tradicionalmente ha tenido casi una erupción por año, norma que no se ha cumplido en los últimos, por lo que se espera una de grandes dimensiones en cualquier momento; afortunadamente no tuvo lugar mientras estaba allí (hemos coincidido en tantos desastres naturales desde que iniciamos Aventura Oceánica que no me habría extrañado lo más mínimo).
No muy lejos del salar hay un pequeño poblado (Toconao), ¿cómo no? otro oasis, pero lo que más me sorprendió es ver un pequeño rio en medio del desierto que lo atravesaba, proveniente de las cimas de los volcanes cercanos. Mayor fue la sorpresa cuando el guía nos contó que el año pasado hubo una suave lluvia de 3 horas que provocó inundaciones y arraso aldeas del desierto, realmente la naturaleza es extraña.
Desde allí se asciende a lo largo de interminables pendientes hasta los más de 4.000 metros a los que se encuentra el altiplano, y el paisaje no puede ser ajeno estos cambios. Empieza a aparecer una escasa vegetación y se ven los primeros camélidos (llamas y vicuñas). Poco a poco se desvela un tesoro escondido entre las montañas, las lagunas de Miscanti y Miñiques, de un azul celeste que contrasta con el ocre de las montañas y el blanco de sus cimas.
En la dirección opuesta se encuentra la Cordillera de la Sal, marrón chocolate y con formas más propias de un escultor abstracto que de una formación montañosa. Su seno acoge lugares espectaculares, entre ellos el Valle de la Luna y el Valle de la Muerte.
El Valle de la Luna se denomina así por el parecido que dicen tiene su paisaje con la superficie lunar. Difícil de describir, es uno de los lugares más peculiares en los que he estado, creo que las imágenes lo harán mejor que mis palabras. Lo que si os diré es que para mí fue un sitio mágico, su color, relieves, texturas, incluso la arena es especial. Ver la puesta de sol sobre él es una experiencia maravillosa.
Solo el nombrecito de Valle de la Muerte ya impresiona, aunque parece que es una deformación de Valle de Marte, por su proximidad al anterior. En cualquier caso, no es difícil intuir que los únicos seres vivos en el entorno éramos los visitantes, es completamente yermo. Tiene dos zonas diferenciadas, un estrecho paso entre puntiagudas rocas y colinas, y otra un poco más amplia en la que se encuentran las famosas dunas de más de 120 metros de altura. Allí se practica el sandboard (surf sobre la arena), evidentemente no me pude resistir a la tentación, no es exactamente como el snowboard, pero tras un par de bajadas no se me dio mal. Eso sí, un par de perros, que se convirtieron en improvisados e inseparables amigos, colaboraron a algún que otro revolcón sobre la arena.
Espectaculares son también los Géiseres del Tatio, vale la pena iniciar el camino a las 4 de la mañana para disfrutar del espectáculo que brindan al amanecer sus infinitas columnas de humo. Toda una experiencia bañarse en una poza próxima con agua a casi 40ºC, teniendo en cuenta que está a 4.400 metros de altitud y que la temperatura ambiente era de -10ºC. No os digo más, mientras me cambiaba tras el baño, dejé el bañador sobre unas rocas durante unos segundos, al ir a guardarlo estaba completamente rígido porque se había congelado.
Otro baño divertido fue en la Laguna Cejas, aunque tiene varios nombres más, puesto que el kunza (idioma de los atacameños) nunca tuvo una forma escrita. La concentración salina del agua es más de 3 veces superior al mar, eso hace que flotes muchísimo, provocando una extraña sensación de ingravidez, imposible que alguien se ahogue allí.
No me extiendo más en los comentarios, porque fueron muchos los lugares y las sensaciones de las vistas, mejor subiré un buen surtido de fotos, pero si os diré que Atacama es diferente a cualquier otra cosa conocida, es tierra de amplios paisajes multicolor, de cielos perennemente despejados, de aldeas y yacimientos arqueológicos, de puestas de sol con cálidas tonalidades, de símbolos de la lucha del hombre por la supervivencia en el medio más hostil imaginable, de agua y vida o ausencia por completo de ambas, de figuras incomprensibles en rocas y montañas…
En otro orden de cosas, las reparaciones del barco continúan, aunque está siendo todo mucho más dificultoso de lo que inicialmente habíamos pensado. En cualquier caso, parece que se ve la luz al final del túnel, se están rematando los últimos detalles y está confirmado que el 2 de junio la fábrica de Argentina libera el nuevo mástil. Si se cumplen plazos, a mediados de junio podríamos volver a navegar, supongo que imagináis las ganas locas que tenemos de salir por la bocana y poner proa a la Isla de Pascua.
Jose Carlos también ha estado en España, y además de no parar con familia y amigos, tuvo tiempo de dar una conferencia en la Universidad de Valencia dentro del área de Oceanografía, explicando nuestra experiencia como ejemplo práctico de lo que la teoría dice. Según me cuentan estuvo genial, tanto profesores como alumnos no paraban de preguntar acerca de todos los detalles de Aventura Oceánica (os adjunto el cartel de la convocatoria).
No me enrollo más por hoy, os sigo contando.
Sed felices.
Kike
(Adjunto sólo un par de fotos para abrir boca, podeis ver un resumen de las imágenes que tomé de Atacama en http://picasaweb.google.com/fotos.aventuraoceanica/ResumenDeAtacama ).
Cartel de la Conferencia de Jose Carlos: http://blog.aventuraoceanica.es/wp-content/uploads/2011/05/Confe-JC.pdf
Hola aventureros!
Primo, que alegría volver a leer tus narraciones y, ¿cómo no?, tus magníficas descripciones. También me alegra el que, por fin, vayáis a tener el mástil y podáis continuar con vuestro sueño.
Por aquí, todos muy bien (ya has visto la foto de mi hermano: Kike jr está a punto de caramelo!)
Bueno primo, un besazo y a seguir disfrutando!
Hola campeones!!
Vas leyendo y te lo vas imaginando, pero cuando ves las fotografias esa imaginacion se queda insignificante. Parecen montajes, menos mal que estas tu purulando en ellas, y dices: vale me lo creo. Vivimos en un mundo increible.
Bueno a ver si terminan ya de reparar el barquito y nos vuelves a deleitar con tus experiencias marineras.
Besos.
Pimo, que nos tienes un mes pendientes de tus queridas narraciones!!!!!!
ya veo que no perdeis el tiempo, menudos paisajes se ven en las fotos, una pasada!!!!
por la reparacion del barco despues de tanto tiempo esperando ya lo que queda es nada, animo y un abrazo de esos que te hacen crujir los huesos.
Primo, te digo lo «mismito» que ha dicho el primo Enrique, y es que nos tienes pendientes (esperemos que no se convierta en norma y te acostumbres a los resumenes mensuales…).
Las dos fotos que has adjuntado , si que han abierto boca , asi que voy a ver «ya» el resto de fotos.
NOTA: Suerte que el volcan «Lascar», dejara de momento (y en ese momento) que lo pudieras visitar
Desde luego hay que reconocer que las fotografias son preciosas y mas con todos esos contrastes de aridez y temperaturas tan extremas. Me alegro de que el mastil lo tengais pronto y podais concluir la reparación del barco. Besos
Que delícia!!! Ainda bem que sabes aproveitar mesmo com o bahari parado…rsrsrsr…saudades e beijos