Día 348 a 350 (28 al 30/10/2010): Floripa

Los lugareños abrevian de este modo el nombre de Florianópolis, lugar donde nos encontramos en este momento.

El miércoles por la noche conseguimos llegar al punto fijado, la sede de Jureré del Iate Clube de Santa Catarina, en el noroeste de la isla. Las últimas millas fueron una delicia, navegando poderosamente a un descuartelar, con viento de sobra de una dirección adecuada y una ola más que aceptable (comparado con lo que estamos acostumbrados últimamente). La aproximación no fue excesivamente complicada, es amplia y con descenso gradual de profundidad, aunque precisamos apoyo del personal del club para detectar la zona de boyas, puesto que en medio de la noche no veíamos nada (eran aproximadamente las 00:30 hora local). Incluso pudimos darnos una ducha en tierra firme, todo un lujo que nos ayudo a dormir con sensación de cambio de ritmo. El barco no se movió un ápice durante la noche, tal es la tranquilidad de la bahía, casi me resultó extraño, aunque no me impidió dormir a pierna suelta.

A las 8 de la mañana nos contactó nuestro amigo Victor Hugo, que esperaba nuestra llegada desde días atrás. De buena mañana pasó a recogernos al náutico y nos ofreció llevarnos a hacer las gestiones necesarias con las autoridades y enseñarnos un poco la isla, aceptamos gustosamente.

Los trámites nos ocuparon hasta las 3 de la tarde, visitas a la sede Central del Iate Clube, Capitania dos Portos, Polizia Federal y Recita Federal, y a pesar de ello no conseguimos liquidarlo todo, al día siguiente tendríamos que volver. El resto de la tarde lo pudimos dedicar a descubrir alguno de los rincones de la isla.

Florianópolis es la capital de estado de Santa Catarina, una ciudad dividida en dos, parte en el continente y parte en la citada isla, unidas por un puente. El paisaje general es de suaves colinas (morros) verdes, concentración de construcciones residenciales en algunos puntos y playas, sobre todo muchas playas por doquier. Según dicen los locales la isla tiene 42 playas y 42 balnearios, uno por cada una de ellas.

Nuestro recorrido comenzó en el norte, a veces la primera impresión es la que mejor resume el lugar, la mía fue que era un estilo a Benidorm, aunque con edificios más bajos y tal vez más tranquila. La carretera central de la isla es donde se concentran todos los comercios y servicios terciarios, la costa es demasiado cara y escasa como para no aprovecharla para su uso turístico. Sin embargo el sur, y en concreto el sureste, es otra cosa, mucho más agreste y con playas espectaculares.

Desde el centro, subiendo a un morro pudimos contemplar la vista de la Lagoa da Conceiçao, que en realidad es un golfo puesto que está abierta al mar. Desde allí seguimos recorriendo el este de la isla hacia el sur, con paradas en la playa de Mole (famosa por sus excelentes condiciones para el surf), playa de Campeche (con vistas a la isla del mismo nombre) y Playa de Saquinho, en su extremo más septentrional. Una pena que el día no fuera especialmente soleado, en cualquier caso os adjunto unas fotos para podáis comprobar por vosotros mismos su belleza, combinación de extensas superficies de arenas blancas, aguas cristalinas, verdes montañas que bajan hasta el mar e islotes frente a ellas.

Por la tarde decidimos cambiar nuestro lugar de amarre, la sede oceánica está bien, aunque con servicios básicos y un poco aislada, la sede central tiene la ventaja de situarse al lado de la ciudad, el problema es que para ir de una a otra hay que rodear casi toda la isla (más de 45 millas), el camino más corto (unas 5 millas) tiene el problema de que hay que atravesar el puente que une ambos lados de la ciudad, su altura libre es de 17 metros en bajamar, y nuestro palo tiene 20, además con tan poco agua bajo tocaríamos fondo.

Salimos sobre la 1 de la mañana, con idea de navegar alrededor de la isla durante la noche y llegar a la entrada de la bahía sur a primera hora de la mañana, con luz del sol. A pesar de ser amplia tiene muy poco calado, hay que calcular con exactitud el punto por el que pasar en cada zona, especialmente cuando vas sin sonda (si, vuelve a fallar). Nos exigió una concentración permanente durante 15 millas y un seguimiento exacto de de la marea, pero llegamos sin problemas, salvo las 3 redes de pescadores que nos llevamos por delante como consecuencia de la fea costumbre que tienen de no señalizarlas.

Las instalaciones son muy buenas, creo que tiene las mejores duchas que he visto hasta ahora, y sobre todo, con agua caliente (desde que salimos de España puedo contar con los dedos de una mano los lugares en los que la hemos tenido).

Hoy hemos salido a comer y dar una vuelta por la ciudad, difícil describirla, con un aire muy europeo, matices coloniales, desarrollada y moderna, tranquila tal vez por la época del año (parece ser que en temporada alta es un hervidero). En cualquier caso cómoda, mi conclusión general de la isla es que es un sitio en el que se vive bien, tiene de todo, sumado a sol y playa.

Nuestra idea era quedarnos hasta el domingo y salir con la pleamar de la mañana, pero la consulta de la información meteorológica nos ha traído malas noticias, se acerca un temporal de sur (la dirección en la que vamos) con vientos de más de 40 nudos, no es razonable zarpar así, y ya no por nuestro sufrimiento, que lo soportaríamos a cambio de avanzar, el problema es el barco, nos queda mucho viaje por delante y castigarlo en extremo gratuitamente sería estúpido, además tendremos que hacer una parada no prevista en Rio Grande do Sul, resulta que aquí no hay aduana, y es necesaria para los trámites de salida de Brasil hacia Uruguay, en fin, paciencia…

Sed felices.

Kike

Día 346 (26/10/2010): Por si se nos había olvidado…

El viento, en su infinita sabiduría, ha tenido a bien que repasáramos hoy el concepto de ceñida (navegar en contra de su dirección), por si se nos había olvidado tras estas semanas de escala en Río de Janeiro.

Mi despertar no ha sido muy agradable, estaba en lo mejor del sueño, en esos minutos previos a mi guardia de las 8 de la mañana, teniendo en cuenta que me había acostado a las 4 (seguimos haciendo turnos de 4 horas), y me ha despertado el sonido de la carraca de la caña de pescar, habían picado. Por la fuerza con la que tiraba debía ser algo muy grande, así que he salido a la carrera a cubierta sin vestir y preparado para sacarlo, con las ganas que tenemos de pescado fresco no queríamos que se escapara. Jose Carlos ya había parado el barco y estaba tratando de frenarlo, hasta que de repente un golpe seco y el cese del ruido nos ha anunciado que la línea había partido, supongo que también está un poco pasada de tanto sol, agua salada y uso, tendremos que cambiarla en nuestra próxima escala.

En ese momento he mirado a mi alrededor y me he dado cuenta que la situación meteorológica había cambiado por completo, el cielo estaba completamente cubierto de un gris plomizo, el viento había subido y se nos había ido a la proa y las olas incrementado su tamaño. Los rociones empezaban a salpicar y el barco a pantoquear (dar golpes con la proa al caer tras una ola).

Ya no me ha dado tiempo a acostarme, así que me he abrigado y he iniciado mi guardia. La situación se ha ido tornando más dura, hasta el punto que no hemos podido aguantar el rumbo, los golpes eran demasiado violentos y apenas avanzábamos, así que hemos tenido que variarlo unos grados a estribor, hacia tierra, y empezar a ceñir con un rizo puesto.

Desde luego en este viaje creo que vamos a batir el record mundial de ceñida, calculo que llevaremos como 6.000 millas navegando de este modo, varias veces la proeza del navegante que cruzó el Atlántico en contra de los Alisios y escribió un libro al respecto. En cualquier caso tampoco es un drama, es incómodo y ya está, sobre todo cuando dura mucho tiempo, pero vamos, esta es de las soportables, las hemos tenido muchísimo peores.

Cuando ciñes, como vas contra las olas, el barco da continuos golpes en el sentido longitudinal y también se mueve bruscamente en el lateral (puesto que las olas no llegan exactamente de frente, llevamos un cierto ángulo con respecto a ellas), el agua salpica al impactar contra el barco, mojando permanentemente la cubierta (y a ti si estas en ella), por mucho cuidado que tengas la humedad acaba calando cada rincón del interior, es como ir montado en una atracción de feria, a corto plazo resulta divertido, pero hacer cualquier cosa se complica.

Por lo demás tampoco hemos tenido más incidentes (afortunadamente), vida rutinaria en navegación larga, alternando el control del barco en las guardias, con el descanso, la lectura y el relax entre las mismas.

Lo mejor del día la puesta de sol, impresionante, un globo de color rojo vivo intenso que poco a poco iba siendo engullido por las olas en el horizonte, todo ello con el contraste de los colores oscuros de cielo y mar, un auténtico espectáculo que nos ha brindado la naturaleza.

Nuestro ritmo ha bajado un poco como consecuencia de la situación, navegamos a 5,5 nudos a rumbo 240º, nuestra posición a las 21:30 GMT es 25º59’S, 046º35’W, casi a la altura de Sao Francisco do Sul, aunque a unas 100 millas de distancia. Todavía nos quedan por recorrer más de 150 millas hasta el sur de la Isla de Santa Catalina, seguimos pensado que llegaremos allí mañana por la noche, aunque no creo que nos adentremos sin luz del sol, puesto que es muy complicado como consecuencia de la escasa profundidad y los canales sin balizar que hay que seguir.

Mañana más.

Sed felices.

Kike

Días 340 a 342 (20 al 22/10/2010): ¿mala suerte o todo lo contrario?

Como tantas otras cosas en la vida, todo depende de la perspectiva que se mire…

El miércoles pudimos sacar el barco del agua y conseguimos cambiar el casquillo del arbotante y prensaestopas, tras desmontar hélice y eje, afortunadamente no hubo que desmontar el timón para que saliera, lo que hubiera supuesto mucho trabajo adicional.

Todo parecía que iba perfecto, hasta el momento en que tiramos el barco al agua, mientras lo sacábamos del varadero nos dimos cuenta que el motor estaba permanentemente acelerado a más de 2.000 vueltas, y claro, al embragarlo reaccionaba con increíble virulencia.

No os podéis imaginar como las pasamos para controlarlo y poder maniobrar hasta un lugar en el que poder amarrar, era como intentar domar a un potro salvaje, pero no podíamos hacer otra cosa, a la deriva habríamos acabado encallando o colisionando con algún obstáculo.

Tras un rato intentando localizar la avería detectamos que el mando del motor se había roto, dejando enganchado el cable del acelerador. Después de una otra, si es que no paramos con las reparaciones…

Y lo cierto es que dentro de lo que cabe fue una suerte que ocurriera en ese momento, pensadlo por un momento, y si pasa en mitad de una navegación con mal tiempo, justo cuando lo necesitas para aproar el barco, o durante una maniobra de atraque sin margen de reacción… dentro de lo que cabe, no nos podemos quejar.

Os preguntareis si es normal tener tantas averías,  y lo cierto es que pensando con lógica no es extraño. Durante este último año habremos navegado más de lo que lo hace un barco normal en 20 años, y no solo eso, en general, cuando hay mal tiempo la gente normal no sale a navegar, en nuestro caso, sobre todo cuando nos pilla en mitad de una travesía larga, no tenemos elección, tenemos que aguantar lo que nos toque, ¿qué otra cosa podemos hacer?. Desde esta perspectiva sí es normal que sucedan estas cosas, especialmente después de las 5.000 millas de ceñida que llevamos entre pecho y espalda, y las innumerables olas que nos han barrido la cubierta durante estos meses. Os aseguro que estamos haciendo un autentico master en mantenimiento de barcos, resistencia de materiales, prevención de averías, etc.

Desmontar los cables de acelerador y embrague nos llevó todo el día de ayer, por la ley de Murphy siempre aparece el típico tornillito de difícil acceso que se ha oxidado y no hay manera de sacarlo. Cuando acabamos y fuimos a comprar unos cables nuevos la tienda ya estaba cerrada, así que nos quedamos con la incertidumbre de si podríamos conseguirlos hoy o tendríamos que esperar a la semana que viene, con las ganas que tenemos de soltar amarras.

Esta mañana las cosas no han ido mal, tenían cables en stock. Con muchas dificultades e inventos hemos podido sustituirlos e instalar un nuevo mando del motor (que afortunadamente compramos en prevención durante nuestra estancia en Trinidad), pero también nos ha llevado todo el día.

Así pues, hemos decidido retrasar nuestra salida hasta el domingo, mañana lo dedicaremos a montar el estay (tuvimos que quitarlo para subir el barco al travellift), conseguir gas, liquido para el mantenimiento de la potabilizadora, aprovisionarnos de comida y arranchar el barco para la navegación.

La previsión meteorológica no es muy buena, pero en este caso creo que soportaremos estoicamente los “barrigazos” a cambio de avanzar hacia el sur.

Poco más que contaros, no hay mucho tiempo para ocio estos días, tengo tantas ganas como vosotros de poderos describir espectaculares paisajes o situaciones más dinámicas, pero sin lo que estamos haciendo ahora no existe la posibilidad de que se den.

Os adjunto  unas fotos y el video que la entrevista que nos hicieron en RedeTV! Televisión brasileña con cobertura nacional, se emitió el pasado 5 de octubre en el telediario de la noche (máxima audiencia) y en el de deportes del día siguiente. No os riais del portuñol 😉

Sed felices.

Kike

Entrevista en RedeTV!  (pulsar sobre el siguiente enlace)   http://www.youtube.com/watch?v=LC24kwhG1pU

Días 322 a 327 (2 al 7/10/2010): La Palestra

Así es como se dice presentación o ponencia en portugués, y es que ayer realizamos la de Aventura Oceánica en el salón de actos del Iate Clube do Rio de Janeiro, como estaba previsto.

Un público entregado y muy participativo nos facilitó la tarea de realizar la presentación en portugués, idioma del cual no teníamos ni idea antes de nuestra llegada a Brasil. Tengo que decir que creo que no se nos dio nada mal, al menos así nos lo indicó nuestro auditorio, si bien es cierto que llevábamos las transparencias traducidas con la ayuda de nuestro amigo Ricardo  de EDN (la escuela de deportes náuticos del club) y de ese modo el vocabulario un poco preparado.

Contamos lo que es Aventura Oceánica y el espíritu que nos movió a llevar a cabo este proyecto, porque se trata de una vuelta al mundo a vela singular, porque la etiquetamos como 2.0, sus características, recorrido, la preparación del barco, etc.

Dado que se trataba de personas amantes del mar y de la navegación, con buenos conocimientos del mundo de los barcos (al menos así se vislumbraba por las preguntas que hacían), uno de los puntos que despertó mayor interés fue el de las características del barco, su equipamiento y preparación para este viaje. Ciertamente el Bahari es un velero singular, no hay muchos como él por estas tierras.

Una vez concluida la presentación, el turno de preguntas se extendió durante más de media hora, dando cabida a todo tipo de curiosidades de nuestros interlocutores: anécdotas del viaje, dificultades administrativas, navegación en duras condiciones meteorológicas, averías destacables, etc.

El broche final lo puso el interés de los asistentes por nuestras vidas, ocupaciones anteriores y lo que nos llevó a emprender una aventura de esta magnitud.

La verdad es que estuvimos muy a gusto, nos llenó de orgullo comprobar la excelente acogida, la curiosidad y la admiración por el proyecto, fueron numerosísimas las felicitaciones y buenos deseos de los que allí se congregaron.

En otro orden de cosas seguimos avanzando con nuestras tareas en todos los ámbitos. En las del barco es en las que más nos está costando progresar, a cada paso que damos nos surge una dificultad, es muy complicado conseguir algunas cosas aquí. Por ejemplo, estábamos casi decididos a sacar el barco fuera del agua una tarde para cambiar prensaestopas y casquillo del arbotante, conseguimos un mecánico para que nos ayudara a sacar y alinear de nuevo el eje, pero para ello hace falta desmontar la hélice (es una Gori de 3 palas), esto requiere una llave especial que no tienen, igual será más fácil conseguirla en España y que nos la envíen.

Estamos muy bien aquí, Río es una ciudad maravillosa y las instalaciones donde nos ubicamos son perfectas, pero la verdad es que tenemos ganas ya de soltar amarras y salir de nuevo a navegar. Tanto a Jose Carlos y a mí nos gustan las ciudades, es una experiencia fascinante conocerlas y vivirlas, pero lo que de verdad nos mueve nos más bien los entornos de naturaleza, las islas, calas, playas, el buceo, la navegación en mar abierto, etc.  También es cierto que luego, cuando estás muchos días sin tocar puerto, echas de menos una ducha en un baño normal, ver gente o poder ir a algún lado a tomar algo, pero bueno, así es la naturaleza humana, el espíritu de la contradicción.

El problema es que las previsiones meteorológicas siguen siendo malas, si consultas los 10 días próximos casi dan ganas de llorar, lluvias y chubascos todo el tiempo, con un par de días de nubes y claros de respiro, poco se puede hacer así…

En fin, ya os iré contando, si en estos días no escribo más asiduamente es porque las novedades son pocas, tranquilos, que en cuando reemprendamos la navegación la cosa cambiará.

Sed felices.

Kike