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Días 981 y 982 (22 y 23/7/12): A su aire…

Así se está comportando el viento, por no decir cómo le da la gana, independientemente de previsiones meteorológicas o estadísticas de intensidades medias en la zona durante esta época del año.

Prueba de ello es la gran variación en velocidad que estamos teniendo tras zarpar de Papeete, desde quedarnos parados, hasta superar ampliamente los 12 nudos.

Comenzamos con poco viento y mucha ola, situación que cambió al día siguiente permitiéndonos izar el spinnaker y avanzar a buen ritmo. Nuestra alegría no duró mucho, puesto que esa misma noche el soplido de Eolo se fue quedando sin fuerzas y el spi acabó con un numerito de circo de esos a los que nos tiene acostumbrados.

A veces pasan cosas que cuesta creer que sucedan de forma fortuita, pero o asumimos que son así, o tenemos que aceptar que hay duendes en el barco. Hace tiempo que cuando navegamos con spi , viento suave y mucha ola, izamos un foque para evitar que se lie en el estay; bien, pues fijaos en lo que pasó: una driza se soltó de su enganche en la base del palo, no sabemos porque arte de magia se dedicó a dar vueltas sobre el foque, enredándose con él, estrangulándolo por así decirlo alrededor del estay. Claro, el spi que vio la oportunidad, no lo dudó, dijo -esta es la mía- y se lio de tal forma sobre los dos anteriores que cuando lo vimos no dábamos crédito. ¿Pero cómo ha podido pasar? Nos repetíamos una y otra vez, ¡increíble! Si no lo veo, no lo creo…   En fin, menos mal que lo pudimos bajar y desliar, aunque esa noche decidimos no izarlo de nuevo, ya teníamos bastante.

Desde ese momento, hasta anteanoche, dominaron las calmas, hasta un extremo que, cansados ya de escuchar el flameo de las velas, arriamos todo y conectamos motor. A cambio el día era excelente y el mar se había serenado casi por completo, ¿qué es lo mejor que podíamos hacer? pues eso, darnos un baño en mitad del océano, una experiencia siempre emocionante. Dimos un cabo largo por popa, al que atamos una defensa, como seguridad, puesto que el barco jamás se queda quieto, y ¡al agua patos!  Por supuesto, no tenía ningún sentido mojar la ropa…

Para Paco fue su primer baño a más de 800 Km de tierra firme y con 5.000 metros de agua por debajo, y lo disfrutó como merecía la ocasión. Jose Carlos, a punto de tirarse, se acordó de la herida, que prácticamente está curada al 100%, pero prefiere ser conservador.

Durante la noche, y tras el paso de un monstruoso chubasco que ocupaba prácticamente toda la pantalla del radar, llegó el viento. Al principio pensábamos que sería pasajero, fruto del fenómeno meteorológico local, pero no fue así, desde entonces nos acompañan 20-25 nudos prácticamente del Este, con lo que navegamos a un largo, casi de popa.

Si las condiciones acompañan, el Bahari es un barco rápido, en las últimas 24 horas hemos recorrido casi 200 millas, a una velocidad media superior a los 8 nudos. Hemos visto planeadas de 14 nudos, y durante varias horas tuvimos una velocidad media de entorno a los 9,5 nudos con puntas de 12. Las condiciones se mantienen, creo que seguirán hasta nuestra llegada a Palmerston. Todo esto contrasta con las poco más de 100 millas que hicimos el primer día y las entorno a 150 millas de media diaria que resultarán al final de la travesía, si hubiéramos tenido este viento desde el principio estaríamos allí hace ya más de un día, pero el mar es así…

Como es normal, el viento no viene solo, las olas constituyen sus amigas inseparables, eso nos ha envuelto en un encrespado mar con crestas de 4 metros de altura,  las hemos visto hasta de unos 6.  Como consecuencia nos movemos bastante,  a veces muy bruscamente, lo que ha ocasionado algún que otro divertido incidente en el interior.

Ayer Jose Carlos preparó para comer unos deliciosos garbanzos con mojama (hecha por nosotros, secando el atún o dorado y luego en aceite), en el momento de servir a Paco el plato se le fue de las manos volando por el aire. Hubo alguna que otra broma, nos reímos un poco, lo recogimos y le volvimos a servir. Por segunda vez pasó exactamente lo mismo, los garbanzos acabaron de nuevo en el suelo. A la tercera, ya a carcajadas, casi lo clavamos el plato en la mesa para que no se moviera de allí.

Más allá de la anécdota, es perfectamente normal, de hecho su nivel de adaptación ha sido rápido y muy bueno, hace falta mucha práctica para desenvolverse con naturalidad sobre lo que parece un potro desbocado.

Por lo demás, están siendo días muy tranquilos que se rigen por los horarios de las guardias, 6 horas de descanso cada 3 de turno dan para mucho, además de dormir y disfrutar del esplendido paisaje del mar infinito en cualquier dirección.

A las 4:40 GMT del día 24 (dos horas más en España y 10 horas menos aquí), nos encontramos en 17º 59′ S, 162º 27′ W, navegamos a 9 nudos rumbo 270º con mayor (tomado el primer rizo) y 2/3 de génova desplegados, viento y ola continúan fuertes. Nos quedan 40 millas para llegar a Palmerston, eso implica que llegaremos esta noche, ya veremos cómo nos las podemos ingeniar para fondear sin visibilidad, si resulta demasiado complicado tendremos que esperar dando vueltas hasta que se haga de día.

Sed felices

Kike

Días 975 a 978 (16 al 19/7/12): ¡En marcha!

Surcamos ya el Océano Pacífico Sur rumbo a Fiji, en esta larga travesía de aproximadamente 2.000 millas náuticas durante la que haremos breves escalas en las Islas Cook, Niue (la pequeña isla-estado) y Tonga. Hasta mediados de agosto la navegación oceánica va a ser nuestra actividad fundamental.

Tras la dura y movida singladura entre Fakarava (Tuamotu) y Tahití, los días de estancia en Papeete han estado cargados de una actividad frenética para reparar, aprovisionarnos y realizar los trámites oportunos en el menor tiempo posible. Creo que no se nos ha dado nada mal, llegamos a puerto el 16 por la mañana y el 18 por la tarde estábamos de nuevo navegando.

Entre ambas fechas, el 17, fue mi cumpleaños. No hubo mucho tiempo para celebraciones, aunque si nos pudimos tomar un rato para ir a cenar a las roulottes de la plaza. No me quejo, si tener un excelente día de cumpleaños es ser feliz, hacer lo que deseas y vivir como sientes, últimamente se podría decir que lo celebro casi todos los días. Solo hubo una cosa que me faltó, poder tener a mi lado y compartirlo con amigos, familia y todas aquellas personas a las que quiero un montón. Pero esta vida no es perfecta, cumplir un sueño también tiene daños colaterales, mejor concentrarse en lo bueno que se tiene y disfrutarlo al máximo.

Aprovecho desde aquí para dar las gracias por la enorme cantidad de felicitaciones que recibí, tanto por correo, facebook, skype o SMS. No he podido responder todavía a la mayoría, y no podré hacerlo hasta que no vuelva a tener internet (no sé cuándo), pero os prometo que lo haré. Se me ensanchó el corazón y se me iluminaron los ojos al sentir el calor y la cercanía de tantos, especialmente de gente que es muy importante para mí.

En torno a las 17 horas de ayer (hora local) largábamos amarras, zarpando del Quai des Yachts,  en pleno centro de Papeete, con barco, provisiones y tripulación en perfecto estado de revista.

La previsión era de 15 a 20 nudos de viento del Este, pero no se cumplió, solo una pequeña brisa hizo acto de presencia. Al principio pensamos que podría ser el apantallamiento de la isla de Tahití, pero cuando dejamos Moorea por estribor, pusimos rumbo Oeste y ambas islas (de escarpada orografía) quedaron a muchas millas por detrás, la situación no varió.

En cambio la ola era mucho más grande y desordenada de lo previsto, venía de cualquier dirección. Poco viento y mucha ola es una de las peores combinaciones posibles para navegar a vela, ya que los bruscos movimientos y el escaso empuje/embolsamiento de las velas hacen que se plieguen una y otra vez, sin cesar de golpear. Es un sonido de algo que no trabaja bien, de material forzado y esfuerzos para los que no está previsto, hay que templar mucho los nervios para no desesperar escuchando al barco como gruñe y se queja.

Así ha seguido toda la noche, hasta bien entrada la mañana no hemos comenzado a deslizarnos sobre las olas como el Bahari bien sabe hacer. Sobre las 12 hemos considerado que las condiciones eran adecuadas para izar spinnaker, y así lo hemos hecho, desde ese momento la travesía se ha convertido en otra completamente diferente, el movimiento y el sonido reflejan la alegría de un corcel que galopa cómodamente, la fuerza de gobernar y pasar sobre las olas, no que ellas te impacten y te zarandeen hacia todos lados.

Paco, nuestro tercer tripulante que nos acompañará hasta Fiji, está disfrutando como un niño, aunque ya tenga dos nietas. Su enorme ilusión y predisposición compensan su escasa experiencia náutica, Jose Carlos y yo estamos felices solo de ver como se lo está pasando.  Hoy se ha sentido preparado para incorporarse al turno de guardias, además de habernos cocinado para comer un excelente gazpacho andaluz y un exquisito pastel de carne, así da gusto.

Ya apenas me sorprende nuestra capacidad de adaptación, tras unas semanas de travesía corta y mucho fondeo, volver a la travesía larga no ha supuesto el más mínimo esfuerzo, parece que es lo que hayamos estado haciendo siempre.

En este momento, a las 06:00 horas GMT del día 20, nos encontramos en 17º 58′ S, 152º 11′ W. Navegamos a entre 8 y 9 nudos de velocidad con mayor, spi y un pequeño foque a modo de trinquetilla. Hemos tenido que desviarnos un poco de rumbo orzando hasta los 250º para que el viento, de unos 18 nudos del Este, no nos alcance de popa redonda. Las olas continúan entre 1 y 2 metros de altura, pero con velocidad y potencia no resulta un problema superarlas.

160 millas han quedado por popa desde que iniciamos esta travesía, 625 quedan por proa en línea recta hasta lo que preveíamos nuestra primera recalada, Palmerston, pero creo que serán bastantes más, tendremos que ir haciendo bordos para evitar la popa redonda, os lo iré contando.

Sed felices

Kike