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Día 842 y 843 (5 y 6/3/2012): Llegada a las islas Gambier.

Las previsiones se cumplieron, y el mismo viento que nos hizo abandonar apresuradamente el fondeadero de Pitcairn, ha sido el que nos ha facilitado la llegada a las Islas Gambier en un plazo muy razonable de tiempo.

Durante todo el camino un Este-Noreste de entre 15 y 25 nudos nos ha acompañado, navegábamos a un largo con una ola que ha llegado a superar los 3 metros de altura, balanceándonos bastante y empujándonos ocasionalmente en largas planeadas que superaban ampliamente los 10 nudos de velocidad. Prueba de ello es que hemos tenido medias de casi 9 nudos mantenidas durante horas. El resultado: 305 millas recorridas en menos de 2 días.

Únicamente hemos tenido un incidente destacable, para variar en mitad de la noche, no sé que tiene la oscuridad que parece que atraiga los problemas, creo que el 90% de  ellos nos han sucedido cuando el sol estaba acostado.

Todavía no nos explicamos cómo pudo pasar, pero en una de esas maniobras inverosímiles que les da de vez en cuando por hacer a las velas, el génova se lió consigo mismo y con las escotas, de tal forma que era imposible desplegarlo. La única opción fue soltar las escotas para desliarlo a mano, maniobra en la que nos llevamos unos cuantos latigazos que nos ocasionaron algunos moratones y una pequeña brecha. Pero la cosa no acabó ahí, cuando ya estaba todo aclarado y estábamos montando de nuevo la maniobra, tuvimos la mala suerte que una escota se fue al agua y acabó enredada en la hélice, ¿pero cómo se pueden complicar las cosas en un momento?

Con el mar que había imposible bucear para desliarla o cortarla, habría sido un suicidio, nos hemos tenido que esperar hasta la llegada al arrecife de entrada a las Gambier, ahí hemos podido fondear a vela durante un momento, el suficiente para desliarla (ha salido fácil) y continuar a motor por el canal balizado.

Ha sido la primera vez en mucho tiempo que no hemos necesitado frenar la marcha por llegar de noche, en este caso todo apuntaba a que entraríamos por el paso complicado con el sol bien alto, y así lo hemos podido hacer.

Como buenas islas de formación volcánica, las Gambier tienen picos elevados (hasta 482 m.), por lo que se las distinguía perfectamente desde la distancia. El paisaje es realmente bonito, aguas azules salpicadas de picos verdes completamente cubiertos de vegetación.

Se ubican en el extremo Sudeste de la Polinesia Francesa, motivo por el cual son poco transitadas, quedan demasiado al Sur de la ruta de los veleros que atraviesan el Canal de Panamá.

Su distribución es muy particular, 10 islas rocosas rodeadas de una barrera de arrecifes semicircular de 65 Km de longitud. Solo está habitada la mayor de ellas (Mangareva, significa la montaña flotante), con una población de unos 1.100 habitantes y un núcleo principal (Rikitea) con servicios muy básicos.

Sobre las 16:30 hora local (GMT-9) fondeábamos en Rikitea, allí nos esperaban dos barcos franceses de amigos que conocimos en Ushuaia. Siempre es agradable que te esperen para darte la bienvenida, después de charlar un rato hemos quedado para mañana, nos pondrán al día de los mejores lugares y todas las informaciones necesarias.

La pequeña bahía en la que nos encontramos es muy pintoresca, a la falda de las montañas y con pequeñas casas de madera que se extienden a lo largo de la costa. Un bajo la protege, por lo que en su interior las aguas están calmadas como en una piscina, ya teníamos ganas de un fondeadero así, desde  que salimos de Chile no hemos tenido ninguno tranquilo, todos han sido completamente abiertos.

Durante la tarde nos ha dado tiempo de dar un pequeño paseo por el pueblecito, más bien un conjunto de casas con jardín y/o huerto, la vida aquí tiene otro ritmo, no hay que ser muy observador para darse cuenta. Curiosamente tiene una catedral de un tamaño considerable, pero esa es una historia que os contaré durante los próximos días.

Poco más por hoy, voy a descansar, os sigo contando que tal por estas maravillosas islas.

Sed felices.

Kike

Días 839 y 840 (2 y 3/3/2012): Pitcairn, Fletcher Christian eligió bien.

Ayer viernes, en torno a la una del mediodía hora solar (20 horas GMT), zarpamos de Henderson rumbo a Pitcairn, la única habitada y que da nombre al grupo de islas por las que hemos estado navegando.

La distancia a recorrer no era mucha, 115 millas, aunque para variar la previsión anunciaba vientos flojos (6 a 10 nudos) de componente Sur a Sureste. Dado que no había prisa, nos bastaba con llegar de día, izamos velas y nos dejamos impulsar suavemente por las brisas con mar casi en calma. Prueba de ello es que casi hemos tardado 24 horas, con una velocidad media de prácticamente 5 nudos.

Durante toda la travesía, y también en la llegada, el mal tiempo nos ha acompañado, con innumerables chubascos y lluvias torrenciales, todavía no se han secado los neoprenos que usamos para bucear dos días antes.

Al amanecer ya se distinguía la silueta de Pitcairn en el horizonte, a más de 20 millas, se trata de una isla que se eleva hasta los 347 metros. Tiene narices que el Español Pedro Fernández de Quirós descubriera en 1.606 los dos islotes desiertos en los que hemos estado (Ducie y Henderson), que apenas se levantan unos metros sobre el nivel del mar, y no los ves hasta que estas encima, y que no fuera hasta 1.767 cuando el Inglés Philip Cartaret descubriera esta isla. Si es que somos capaces de lo más difícil y nos dejamos lo fácil… o tal vez fuera casualidad…

Entre la bruma, la poca luz, y su silueta, que no sé porque me recuerda a alguna película de suspense, su aspecto era un poco tenebroso, casi daba miedo acercarse, y más cuando conoces lo que pasó en sus primeros años de historia.

No sé si sabíais que a la isla llegaron, en 1.791, 8 amotinados de la Bounty, el segundo de abordo (Fletcher Christian) y 18 polinesios (entre mujeres, hombres y una niña). En 1.794 se había asesinado a todos los hombres polinesios y únicamente restaban vivos 4 de los amotinados. En 1.800 solo quedaba un hombre (John Adams, cuyo nombre está presente en numerosos lugares), 9 mujeres y 18 niños.

Las entorno a 50 personas que habitan Pitcairn en la actualidad son descendientes directos de los sobrevivientes, jamás han querido abandonar su tierra, a pesar de que en varias ocasiones se les ha intentado trasladar a otros lugares debido a su aislamiento. Ironías de la historia, la isla fue la primera colonia Británica del Pacífico, y a día de hoy continua siéndolo, junto a las otras 3 de su área de influencia.

A medida que nos hemos ido acercando, y la silueta se ha convertido en una forma nítida, los árboles, la frondosa vegetación y los acantilados de roca volcánica, salvajemente esculpida por viento y mar, han predominado sobre nuestras retinas.

Desde nuestra perspectiva era como un cono verde por todos lados, salvo el borde del mar, negro y tallado en vertical, con espuma permanente blanca a su falda debido a las olas. En realidad su forma es casi cuadrada, como de 5 Km por 4, mucho más pequeña que Henderson.

Nos hemos intentado aproximar a la Bounty Bay (evidentemente no se podía llamar de otra forma, allí desembarcaron y quemaron la nave), situada frente a la única concentración de casas (Adamstown, obvio) y donde hay un pequeño embarcadero. Imposible con viento de componente Este, las olas eran excesivamente grandes para garantizar mínimamente el fondeo.
La única opción ha sido el Noroeste de la isla, buscando un pequeño abrigo. El fondeo es a 20 metros y con un tenedero regular, da pánico, rodeado por rocas y acantilados, con olas siempre batiendo sobre ellos, menos mal que hemos asegurado la cadena del ancla a una roca, nos costará de sacar, pero estamos tranquilos.

Desde luego tengo que felicitar a Fletchar Christian por elegir este lugar para esconderse tras el motín, no se equivocó, es un lugar perfecto. Remoto, con pésimos fondeaderos (de modo que se aseguraba pocas visitas), rodeado de acantilados solo practicables por un par de sitios (las que podían llegar estaba controladas), con abundante agua y fértil tierra (casi la mitad de la isla es cultivable pese a sus fuertes pendientes). El paso del tiempo ha demostrado que la isla puede acoger perfectamente a una comunidad autosuficiente.

Durante todo el día ha estado lloviendo, por lo que no tenía sentido bajar a tierra, además, tenemos que hacer un buen trayecto con la auxiliar (hasta Bounty Bay), porque donde estamos hemos investigado e imposible ni acercarse.

Mañana por la mañana iremos para allá, nos estarán esperando (según una persona con la que hemos hablado por radio) las personas relevantes de Pitcairn, por lo visto la llegada de un barco es todo un evento.

Ya os cuento que tal la experiencia.

Sed felices.

Kike