Protegido: Días 814 y 815 (6 y 7/2/2012): La música amansa las velas
Días 812 y 813 (4 y 5/2/2012): Primer susto
Dos días muy intensos, especialmente una noche. Viento, mar y spinnaker no nos han dejado descansar mucho, además de darnos un buen susto, llevando nuestra adrenalina al límite.
La noche de viernes a sábado fue tranquila, si recordáis el último reporte navegábamos a motor por ausencia de viento, en contra de toda estadística o previsión. Como era lógico, Eolo no tardo mucho en enviarnos su soplido, justo antes del amanecer hizo acto de presencia.
Con las primeras luces izábamos trapo, mayor completa y spi para festejar los 18 nudos del Estesudeste con los que nos obsequiaba tras una encalmada de casi 24 horas. El Bahari asumió su rol en el equipo y se puso a cabalgar sobre las olas como tratando de recuperar el tiempo perdido.
No pasó mucho tiempo hasta que se iniciaron las fluctuaciones en intensidad del viento. En navegación oceánica son habituales los ciclos de rachas-recalmones, ya nos pasó en el Atlántico y es un fenómeno que conocemos, el problema es que en este caso, durante los periodos bajos, el viento se queda en torno a 10 nudos, sin embargo el tamaño de la ola se mantiene estable como en unos 2 metros, lo cual complica bastante la navegación por los continuos bandazos y la tendencia de las velas a no trabajar correctamente.
Durante todo el día del sábado no pudimos separarnos del spi, el que estaba de guardia se convirtió en su niñera, le dábamos constantemente lo que necesitaba (más o menos escota, braza, orzar, caer, etc.) y cuidábamos de que no se hiciera daño (enrollándose en el estay o sobre sí mismo), afortunadamente que no expulsó ningún tipo de residuo, porque si no ya nos habríamos ya mosqueado 😉
Así transcurrió la jornada, era gracioso, de vez en cuando se escuchaba al que estaba con él hablarle con la dulzura con la que se hablaría a un recién nacido, o maldecirlo recordando a toda su estirpe, ese era el termómetro para saber si sus travesuras eran suaves o se pasaban de la raya.
En cualquier caso nos seguía impulsando, recorrimos 160 aceptables millas, con una media de velocidad durante las 24 horas de 6,60 nudos, un pico máximo registrado de 11,30 nudos y 8,92 nudos mantenidos durante un tramo superior a media hora.
La noche del sábado al domingo, como bien se sabe, es noche de distracción. Supongo que los elementos, conocedores de la situación, y de que nos encontrábamos a más de 1.800 Km de la tierra más cercana, se encargaron de organizarnos una buena juerga.
Poco después del ocaso comenzaron a verse chubascos en el horizonte, inicialmente no parecían especialmente virulentos, apenas aparecían en el radar y los primeros no trajeron más que un poco de lluvia, pocos cambios en el viento.
Bien entrada la madrugada se produjo el primer aviso, uno de ellos trajo rachas de unos 25 nudos, el barco se fue de orzada y la escorada fue monumental, los obenques casi tocan el agua (vamos, casi volcamos por completo), pero conseguimos controlarlo largando mayor y arribando (llevando el viento a nuestra espalda).
Un par de horas más tarde ya no fue un aviso, fue un buen susto, otro chubasco nos alcanzó, esta vez con viento de más de 30 nudos. En esta ocasión los obenques si probaron el agua, quedamos prácticamente con el mástil horizontal, largamos mayor y tratamos de arribar, pero era incontrolable, no pudimos evitar la trasluchada involuntaria, ¡la que habíamos liado!
Sabíamos que así no íbamos a conseguir salir, así que abrimos la driza del spi para que se fuera al agua, de allí lo recuperaríamos. Nos pusimos de popa para defendernos del chubasco mientras tratábamos de solucionar el problema. Fue muy complicado sacar la vela del agua, imaginaos «pescar» 100 metros cuadrados de tela mojada arrastrándola a toda velocidad. La guinda la puso la escota del génova que llevamos a modo de trinquetilla, flameaba tan fuerte que parecía como si alguien estuviera repartiendo golpes con un bate de beisbol a diestro y siniestro, tratábamos de esquivarla, pero cada vez que nos alcanzaba veíamos las estrellas. Por un momento me vinieron a la mente recuerdos de la noche que partimos el mástil, no fue una sensación agradable, a pesar de que la situación no era ni mucho menos la misma, siempre sabes que las cosas se pueden complicar.
No tardamos mucho en domar lo que parecía un caballo desbocado, con el spi en cubierta pudimos virar, comenzar a navegar en condiciones normales y controlar la situación.
Afortunadamente no rompimos nada, todo quedó en el susto, agotamiento (son momentos en los que das el 100% de lo que tienes) y una buena ración de golpes y magulladuras. Lo único que desapareció fue la veleta (la windex, la mecánica no la de la electrónica), ya no está, debió salir volando, es un pequeño problema porque no tenemos referencia de viento (la electrónica no marca bien), así que hasta que lo podamos solucionar de algún modo no queda más que el método tradicional de orientar la cara al viento.
Creo que cometimos un error, debimos arriar el spi en cuanto vimos chubascos en el horizonte, los hemos vivido ya mil veces y sabemos cómo se las gastan, pero nos confiamos en exceso. ¡Lección aprendida! Espero que no se nos olvide por mucho tiempo, porque podría haber tenido graves consecuencias.
La mañana del domingo volvimos a izar spinnaker, siguió caprichoso, aunque menos pesado que el sábado. A medida que ganamos latitud parece que el viento se estabiliza suavemente, dentro de lo que cabe.
Durante la jornada avanzamos 176 millas a una velocidad promedio de 7,39 nudos, con 12 nudos de punta máxima registrada y 9,57 de mayor media durante un tramo.
Al final del día nos encontramos en 23º 00′ S, 94º 12′ W. Llevamos recorridas 1.421 millas desde que zarpamos, seguimos rumbo Noroeste para bordear la zona de calmas situada al Este de la Isla de Pascua, todavía no tenemos la certeza de cuando podríamos llegar.
Confío en que esta noche sea más tranquila, mañana os lo cuento.
Sed felices.
Kike
Protegido: Día 811 (3/2/2012): El spi y la calma
Día 810 (2/2/2012): La senda en el océano.
Seguimos poco a poco ganando millas hacia la Isla de Pascua. En la zona que nos encontramos los Alisios del Sudeste están ya bien establecidos, para los siguientes días la previsión es prácticamente invariable, viento del Sudeste de 15 nudos de intensidad.
Durante todo el día el rumbo ha sido casi directo a la isla, pero eso no significa que podamos llegar hasta allí tal cual, a buen seguro tendremos que subir más al norte para evitar el anticiclón que se sitúa frente a ella.
¿Y cómo decidimos la ruta que seguimos? Evidentemente en el mar no hay sendas o caminos, la decisión de por dónde ir la tomamos en base a diversas variables:
Cuando se navega a vela, el motor es el viento, por lo que buscar su empuje favorable se convierte en el factor más importante. Tampoco hay que desdeñar la corriente, en algunos casos puede hacer imposible un recorrido (recordad lo que nos sucedió con la corriente del Golfo entre Florida y Méjico, o de algunos pasos en Patagonia).
El primer planteamiento teórico de ruta se realiza en base a los Pilot Charts, que son como unas cartas del océano que indican en multitud de puntos, para cada mes del año, la estadística de viento (con intensidad y dirección promedio) y de corrientes.
Si a rumbo directo las condiciones lo permiten, está claro, no vamos a hacer más millas de las necesarias, si no es así, la ruta teórica inicial es la que pasa por puntos razonablemente favorables y se desvía menos del rumbo directo (o lo que es lo mismo, la más corta en la que se dan buenas condiciones de viento y corriente). Un detalle curioso es que sobre la superficie de la tierra la distancia más corta entre dos puntos no es una línea recta, es una curva, pero esto es un tema complejo de explicar en el que no voy a entrarahora, para el que le suene me refiero a la ortodrómica y la loxodrómica.
No olvidemos que toda esta información inicial se basa en estadísticas (por ejemplo, durante el cruce del Atlántico tuvimos 3 días de encalmada en una zona en la que la probabilidad era inferior a un 2%), así que a la hora de navegar todo esto se refrenda con las previsiones meteorológicas para los siguientes días, en el océano, lejos de costa, son muy fiables a 3 días vista, y bastante a 5 días vista.
Nosotros nos bajamos dos tipos de ficheros con este tipo de información, uno de visión general que abarca toda la zona que nos queda por recorrer, a menor detalle (resolución) para que no sea muy «pesado»(la conexión es muy lenta), con el que vamos adaptando la estrategia global. Otro que incluye una zona mucho más pequeña (desde donde estamos hasta donde nos podríamos ubicar en 2-3 días) con mayor detalle, de modo que tenemos información de lo que va a pasar a nuestro alrededor en las siguientes horas, eso nos ayuda a decidir configuración de velas y pequeñas modificaciones rumbo, además de prevenirnos de cambios bruscos o situaciones de riesgo.
Toda esta información nos ayuda a tomar decisiones, pero lo que al final manda es la realidad de cada momento, que puede ser diferente de lo previsto. Adaptamos velas y cambiamos rumbo para poder navegar, mantener el barco en velocidad y defendernos de fenómenos meteorológicos locales que no aparecen en las previsiones (como chubascos o cosas raras como el que nos desarboló).
No es sencillo, hay muchos factores a tener en cuenta, y en general suele ser un compromiso entre ellos. Por ejemplo, ahora mismo llevamos rumbo más hacia el Oeste del que quisiéramos (el calculado), pero si arrumbamos más al Norte el viento se va completamente a popa y bajamos mucho de velocidad. Es bueno porque nos acerca al destino, pero malo porque vamos en dirección a las calmas. En función de cómo vaya evolucionando la previsión decidiremos el punto exacto y momento para trasluchar (cambiar de dirección para que el viento nos llegue por la otra banda, pasándolo por detrás del barco) y subir hasta llegar a la latitud en la que bordeemos el anticiclón, en su situación para los días en los que vayamos a atravesar la zona.
Por la mañana las condiciones eran buenas para izar el spi, no lo hemos pensado dos veces, desde entonces sigue arriba. Él ha sido el causante de los únicos sobresaltos del día, se nos ha liado en un par de ocasiones, pero bueno, tras algún malabarismo y un poquito de esfuerzo tampoco es complicado deshacer el embrollo.
A las 00 horas GMT del día 3 nos encontramos en 26º 11′ S, 87º 21′ W, navegando rumbo 280º a 7,5 nudos de velocidad sin mayor problema.
Sed felices.
Kike