Días 1.133 a 1.137 (21 al 25/12/12): Navidades en la tribu

Tras dos días y dos noches de navegar a motor, porque el viento no se dignó a hacer acto de presencia, la silueta de las Hermit aparecía por proa con las primeras luces del alba. Poco que destacar de una travesía bastante monótona, salvo el brillo y la claridad de las estrellas en la oscuridad, tal era su luminosidad que rielaban sobre el agua, como le gusta hacer a la luna en las noches claras.

Durante la aproximación era evidente a simple vista que la cartografía no coincidía ni por asomo con la realidad, calculé un error de milla y media, tuve que situarme a ojo como pude y entrar por uno de los pasos que da acceso al lagoon tomando todas las precauciones posibles. A partir de ahí los mapas ya no sirvieron de nada y la navegación fue 100% en visual, esquivando arrecifes hasta llegar a Carola Bay, el primer destino.

Las Hermit son un grupo de 3 islas principales más varios motu e islotes menores, encerradas en una barrera de coral de unas 12 millas de largo por 8 de ancho. Las islas grandes tienen colinas como de 100 metros de altura, todas ellas cubiertas de selva, un oasis verde en medio del azul mar de Bismarck.

Solo existe un pequeño asentamiento humano, en la isla de Luf viven 200 personas completamente aisladas del mundo, ningún barco les aprovisiona o les sirve de medio de transporte, y no existe otro modo de llegar hasta aquí.

A medida que nos adentrábamos en la bahía se distinguía claramente el poblado de cabañas de madera y hoja de cocotero, tan sencillo y bonito como podáis imaginar. Una canoa salió a nuestro encuentro, sobre ella remaba Bob, el jefe de la tribu, acudió a darnos la bienvenida y aconsejarnos el mejor sitio para fondear, lo cual no es evidente, ya que o hay demasiada profundidad, o es arrecife.

Una vez bien anclados le invitamos a subir a bordo y tomar algo, nos habló de las vicisitudes de vivir en uno de los sitios más remotos que puedan existir.

No hay electricidad, gas ni agua corriente, existen dos aseos comunitarios que no son más que cuatro paredes situadas sobre el mar a los que se accede por unos troncos. En general solo tienen aquello que puedan cultivar, pescar o fabricar por sí mismos. Cosas tan básicas como azúcar, arroz, cebollas, ajos, ropa, útiles de pesca o un bolígrafo son un auténtico tesoro para ellos.

Sin embargo están bien organizados y la comunidad se apoya en todo lo necesario. Construyeron unas cabañas destinadas a escuela, allí educan a los 100 niños que son la alegría de la isla. Las sendas y zonas comunes están limpias y despejadas. La solidaridad es fundamental para la supervivencia del clan, si alguien pesca lo comparte y nunca faltan manos para las tareas pesadas.

Antes de que nos diera tiempo a bajar a tierra llegó una canoa con una niña de 11 años, nos traía patatas y algo de fruta. Un refresco y unos dulces le hicieron abrir los ojos como platos, durante un buen rato se dedicó a observar con curiosidad cada rincón del barco y reírse, es tan diferente a lo que está acostumbrada, jamás había visto un inodoro.

Un montón de canoas la siguieron, cargadas con piñas, plátanos, yuca, huevos, calabazas, etc. tantas que llegó un momento en que tuvimos que dejar de aceptar regalos, seríamos incapaces de comernos todo lo que nos estaban trayendo antes de que se pusiera malo, además llegábamos aprovisionados de Madang. Nosotros les correspondimos con las cosas que sabemos que más les hacen falta, a buen seguro el Bahari saldrá de aquí mucho más ligero que llegó.

El primer paseo por el pueblo fue una sucesión de sonrisas, saludos y carreras para vernos. Por nuestra parte comprobamos su modo de vida, y como sin dramatismos se adaptan a su realidad y tratan de mejorarla con mucho ingenio y trabajo.

A bordo llevo pequeños detalles para los niños, como caramelos, lápices, bolígrafos, ceras de colores, etc. Cosas que para nosotros casi carecen de valor, pero que para ellos son motivo de admiración y alegría del mismo modo que lo sería para un pequeño occidental una videoconsola o el juguete a la última moda que más se anuncia en televisión.

No tiene precio su sonrisa, el modo en que aceptan tímidamente los regalos, sin movimientos bruscos, pero aferrándolos firmemente y observándolos con detalle, valoran las cosas de un modo sincero, nada que ver con los excesos a que se ha acostumbrado las nuevas generaciones de nuestro país.

Siempre tenemos algún querubín a nuestro alrededor y las visitas al barco se suceden cuando nos ven en el Bahari, no piden, pero sus ojos les delatan, de todos modos cuesta tan poco hacer felices a unas criaturas que jamás han tenido un regalo de navidad ni un juguete, que no me da cargo de conciencia malacostumbrarlos un poco mientras esté aquí.

En las Hermit se celebra la navidad, pero a diferencia de nuestras costumbres para ellos la comida más importante es la cena del día 25, es cuando se reúnen las familias, y como casi todos están más o menos emparentados todo el poblado se aglutina entorno a tres celebraciones. Fuimos invitados a dos de ellas, y para no herir susceptibilidades aceptamos con la primera familia que nos lo propuso.

Cada uno cocinó algo, con la materia prima que tenía a mi disposición solo pude preparar unas tortillas españolas, pero gustaron. Nos reunimos como 40 personas, que nos acogieron como invitados distinguidos, aunque con la cercanía del calor de hogar y familia. Las mesas estaban repletas de recipientes con deliciosos platos, todos ellos en base a pescado, tubérculos o las verduras que tienen a su disposición, incluido bambú. No había ningún lujo, ni manteles, ni servilletas (no usan papel de ningún tipo), ni siquiera platos o cubiertos para todos, pero no los echamos en falta. La única bebida fue agua de lluvia, y al terminar manos y utensilios se limpiaron en el mar con arena (no hay detergentes).

Los niños corrían y jugaban, las madres los perseguían para comer, todos conversaban alrededor de las mesas, se diría de una escena cotidiana de nochebuena, salvo por estar casi a oscuras, a la intemperie, en medio de la selva, en unas pérdidas islas del océano pacífico, rodeados por una remota tribu de Papúa Nueva Guinea.

Han sido unas navidades diferentes, y aunque me hubiese gustado tener conmigo a algunas personas, la experiencia es inolvidable, poder compartirlas con estas gente, de vida tan sencilla, pero con elevados valores humanos, y que tienen tanto… a pesar de tener tan poco.

Sed felices

Kike

PD: para todos aquellos que no la recibieran o consultaran facebook os adjunto mi felicitación navideña:

«Este año pasaré las navidades en las Hermit, un pequeño grupo de islas casi deshabitadas en medio del mar de Bismark (norte de Papúa Nueva Guinea), de naturaleza casi virgen y cuyas tribus viven allí como hace muchos muchos años.

En Papúa Nueva Guinea (como en muchos otros países) la gente no sabe lo que es la crisis, su preocupación es comer cada día, tener un techo bajo el que guarecerse de las intensas lluvias y sobrevivir a enfermedades, animales peligrosos o alguna de las guerrillas. La mayoría no es capaz ni de hacerse una idea de cómo se vive en nuestro país, pero cualquiera de ellos se cambiaría por el más humilde de nosotros. Sin embargo, en sus ojos no se ve amargura, sonríen de oreja a oreja y saludan amablemente a todo aquel con el que se cruzan.

Para navidades y año nuevo no te voy a desear felicidad, si está al alcance de tu mano y es cuestión de perspectiva, ni prosperidad, si tienes lo necesario para vivir, voy a desearte salud y que tengas 5 minutos para hacer una pequeña lista de las razones por las que eres afortunad@ (a ser posible ahora, porque luego se te olvidará), que la apuntes en cualquier sitio y que al menos durante estas fiestas la repases durante un minuto cada mañana.

Tal vez con eso podamos hacer un poco más felices a los que nos rodean, relativizar los problemas y que este mundo sea un lugar mejor.

Un cálido abrazo (que estoy casi en el Ecuador)

Kike Fenollosa

10 Comments

  • Apreciados navegantes oceánicos, en primer lugar gracias por compartir vuestra enriquecedora experiencia, la cual sin duda anima e ilusiona a los que como yo sueña con poder hacer algo parecido algún dia.

    En segundo lugar deseo que a lo largo del próximo año tengais sobretodo mucha salud para continuar con ese maravilloso viaje y suerte para que las aventuras que tengais las podais seguir compartiendo y contando con todos.

    Un abrazo.

  • Hola Kike!!!! increible pero cierto..una sonrisa una mirada humilde pero sincera es el mayor regalo que podemos recibir tal vez en nuestro mundo esto no se aprecie porque los valores han cambiado..se ha puesto precio a un gesto amable y pocas cosas salen del corazòn,me encata lo que estoy leyendo pues gracias a Dios todavia existen personas que con poco nos dan grandes lecciones de humildad..Kike feliz año nuevo y lo dicho..que este año se tripliquen las fuerzas y la ilusiòn para continuar esta maravillosa aventura..besos.

  • Kike es maravilloso el poder vivir esa experiencia con esos lugareños y encontrar la de cosas superfluas que nosotros poseemos y que creemos que nos son inprescindibles para nuestra supervivencia. Que el nuevo Año traiga para el Bahari y su tripulación un viaje placentero y unos vientos favorables. Un fuerte abrazo de Teresa y mio.

  • Primo, no habia leido la felicitacion navideña , pero esta en concreto hace que reflexionemos sobre muchas cosas, sobre todo cuando viene al final del relato que as enviado. FELIZ 2013!!!!!!

  • Encantado de leerte de nuevo. No sabría decirte si ellos o nosotros son los más afortunados…….. dudo mucho que seamos nosotros. Espero que tengáis unas tranquilas navegadas, llegando ya a zonas mucho más «civilizadas» que hasta ahora. Muchas gracias por tu e-Mail de hace unos días. Un fuerte abrazo, Chema. Extensible a José Carlos.

  • Que tengáis un año lleno de todas estas buenas experiencias que nos vais contando y que nos hacen mejorar como personas y ser niños otra vez. Un abrazo muy fuerte.

  • MUCHAS FELICIDADES !! Y GRACIAS POR COMPARTIR CON NOSOTROS TAN INCREIBLE EXPERIENCIA
    BUENOS VIENTOS Y MUCHA SUERTE PAR ESTE 2013
    CORAJE !!!

  • FELICES NAVIDADES¡¡¡¡,¡…..que recuerdos mas lindos y mas gratos me traen tus relatos,me alegro con toda el alma que hayas vivido una Navidades acompañado y compartiendo con personas tan sencillas y entrañables ,que se que estas Navidades no las olvidaras nunca…..que la dulzura de este encuentro,y con la sencillez y los valores que te an regalado vivas una muyyyyy linda Navidad……..Paty

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