Día 999 (9/8/12): Meridiano 180, un salto en el tiempo y en el espacio
Estamos a punto de cruzar el meridiano 180, la mítica línea que al atravesar te transporta en el tiempo y que implicará un cambio brusco con respecto a la manera de medir nuestra posición.
Al franquearla los relojes se tendrán que adelantar un día, habremos pasado automáticamente de una hora, a la misma hora pero del día siguiente (ya que lo atravesamos rumbo Oeste), 24 horas habrán desaparecido de nuestro tiempo de abordo.
Curioso, ¿no?, pasar de que nuestra diferencia horaria sea de 12 horas menos que en España a tener una diferencia de 12 por delante, no vivir un día completo, todo ello recorriendo unos metros, y además es reversible, si volviéramos para atrás estaríamos de nuevo en el día anterior, aunque el reloj habría seguido corriendo.
Pues no solo eso, hasta ahora, desde que iniciamos nuestra navegación, siempre hemos estado al Oeste de Valencia, y cada vez más al Oeste, pues bien, a partir del momento en que atravesemos el meridiano estaremos al Este y la Longitud (los grados de separación del meridiano en que nos encontramos con respecto a Greenwich) decrecerá en lugar de aumentar.
Pensando un poco se pueden ocurrir muchas paradojas, por ejemplo, Paco regresará a España desde Fiji por el Este (vía Los Ángeles), eso implica que vivirá dos veces mismo día de su partida, la primera vez desde las 00:00 horas hasta que su vuelo atraviese el meridiano 180, en ese momento volverá a ser la misma hora pero estará otra vez en el día anterior, ¿increíble? pues así es.
Este hecho es consecuencia de que la tierra es redonda y en algún sitio hay que situar la línea de cambio de fecha, supongo que por motivos económicos se decidió que fuera el meridiano 180 (que está en mitad del Pacífico) en lugar del cero (Greenwich), de otro modo media Europa estaría en un día y la otra en el día siguiente.
Entrando en detalle las cosas son un poco más complejas, la línea exacta de cambio de fecha no es el meridiano, para que países como Fiji no tengan una día distinto en sus grupos de islas, y otros como Tonga (a pesar de estar a bastantes millas) tengan la misma fecha que sus vecinos (véase Australia y Nueva Zelanda), se desvía un poco incluyendo todo su territorio, pero esto es claramente un convenio, hablaríamos de hora y fecha oficial, no la que les correspondería exactamente en función de su ubicación geográfica.
Tampoco es del todo correcto decir que un día desaparece de nuestras vidas, aunque aparentemente sea así. En realidad, al ir navegando rumbo Oeste, en la misma dirección que el sol, esas 24 horas las hemos ido ganando a medida que incrementábamos nuestra Longitud, y ahora se ajustarán de golpe para que efectivamente no viajemos en el tiempo (aclaración para los puristas, hasta ahora llevábamos 12 horas de saldo a nuestro favor, que de golpe pasarán a 12 en contra, las cuales recuperaremos en el trayecto entre el meridiano 180 y el cero).
En resumen, si hubiéramos sincronizado dos relojes muy precisos el día de nuestra salida, uno se hubiera quedado en Valencia, y el otro se hubiera embarcado con nosotros, a nuestro regreso marcarían exactamente lo mismo, aunque nuestro tiempo se ha distribuido de otro modo, hemos tenido unos días un poquito más largos, pero para compensarlo nos hemos saltado uno. Si hubiésemos navegado hacia el Este todo habría sido exactamente al revés.
A pesar de ello no deja de ser romántica la falsa apariencia de viajar en el tiempo, en este caso un día hacia el futuro.
Cambiando de tema, la navegación que estamos teniendo entre Vava’u y Fiji está siendo una de las más rápidas y deportivas desde que zarpamos de Chile. La previsión era de viento del Sudeste, comenzando con una intensidad de 15 nudos e incrementándose hasta los 35, y se ha cumplido.
Al ser nuestro rumbo prácticamente Oeste el viento nos entraba por la aleta (a un largo), una de las direcciones preferidas por el Bahari para desarrollar todo su potencial.
La configuración inicial del velamen fue mayor y génova completamente desplegados, pero progresivamente tuvimos que ir recortando hasta quedarnos solo con mayor tomado el primer rizo.
En los momentos en que el viento arreciaba se podría decir que volábamos, no en vano hemos batido el record de velocidad del Bahari en una interminable planeada en que los instrumentos registraron 18,7 nudos, para los que no se hagan una idea, eso es una barbaridad en un velero de nuestra eslora sin una tecnología como la que cuentan los de la Volvo Ocean Race.
Como contrapartida el piloto automático no era capaz de gobernar, se fue un par de veces de orzada y nos puso los pelos de punta, tuvimos que coger la rueda a mano, turnándonos Jose Carlos y yo. Las sensaciones eran como las de pilotar un deportivo a su máxima velocidad, con el respeto que produce saber que si te equivocas te puedes partir la crisma.
Las olas llegaron a una altura de 6 metros y comenzaron a romper, afortunadamente nuestra elevada velocidad nos permitía defendernos de ellas y que su efecto, más que castigarnos, fuera impulsarnos hacia delante con el barco levantando agua por sus costados como si fuera una motora, todo un espectáculo.
A última hora de la tarde el viento ha amainado y el piloto automático puede hacerse cargo del barco, podemos descansar, nuestra velocidad se ha reducido, aunque seguimos a buen ritmo, sin duda nuestra media será de más de 200 millas en menos de 24 horas.
Por hoy me despido, desde el lugar en que nacen los días, o en el que acaban, que al fin y al cabo es lo mismo, porque cuando un día termina otro se inicia, lo importante es vivirlos y que cada uno tenga algo diferente.
Sed felices
Kike
Protegido: Días 993 a 998 (3 al 8/8/12): ¿Tangados en Tonga?
Protegido: Días 988 a 992 (29/7 al 2/8/12): Agua clara, cuevas y serpientes… Niue, la roca de Polinesia
Días 986 y 987 (27 y 28/7/12): La nave de un millón de años
Durante estos días he disfrutado de la lectura de este clásico (y obra maestra) de la ciencia ficción escrita por Paul Anderson, en el que un pequeño grupo de personas descubren su inmortalidad, se van reuniendo a lo largo de los siglos de historia, y posteriormente se embarcan en un viaje por el universo en el que, por su naturaleza, el tiempo para ellos no es un problema.
¿Nunca os habéis planteado porque se usa prácticamente el mismo lenguaje para la navegación marítima que para los viajes espaciales? Curioso que tantos términos sean similares, sin duda la primera fue la precursora e inspiradora de la segunda.
Desde que zarpamos nuestra navegación está siendo bastante desatendida, apenas hay que tocar las velas, no pasa nada, no hemos cruzado ningún barco, en el radar no aparece más que algún chubasco de vez en cuando, el resto del tiempo no es más que una pantalla negra, en el horizonte no hay más que la inmensidad del océano, en el cielo se alternan las nubes, el sol y los astros…
En nuestros días el desafío, el resultado de la inquietud de conocer recónditos lugares a los que resulta imposible llegar de otro modo, otras formas de vivir, otros paisajes, otros fondos marinos, es dar la vuelta al mundo en un velero. ¿Si hubiésemos nacido en el futuro, seriamos navegantes de las estrellas? Yo creo que sí. El que nace con el veneno de la curiosidad por descubrir no puede más que seguir su destino, existirán nuevos medios, nuevos desafíos, los límites estarán cada vez más lejos, pero siempre habrá quien los mire con la atracción de un imán, y que nada ni nadie pueda evitar que se lance en una Aventura para llegar hasta ellos.
Anderson hace una descripción de la vida a bordo que, salvando las distancias, es muy similar a la nuestra. La nave sigue el rumbo fijado previamente, de forma casi autónoma, con el apoyo de los instrumentos de navegación y el piloto automático, aunque siempre gobernada por un capitán. Cada uno cumple con sus obligaciones de abordo, además de disfrutar de su tiempo libre cuando no está de guardia. Una energía casi inagotable les impulsa, el infinito les rodea y todo ser o creación humana está muy muy lejos. Si algo sucede, tienen que agudizar el ingenio para resolverlo por sus propios medios, porque allí es complicado que llegue alguien en un tiempo razonable.
Desde nuestra cubierta también vemos a Vega, Altair, Sirius u Orión. La Vía Láctea cruza nuestro techo y los astros confirman nuestro rumbo y posición. Aunque existan mapas (que no siempre son correctos), avanzamos hacia lo desconocido, con la ilusión del que ha oído y leído hablar de un lugar maravilloso y está a punto de verlo con sus propios ojos.
Navegantes marítimos o estelares, argonautas o astronautas, qué más da, lo importante es el camino y las experiencias que proporciona, lo importante es vivir sintiéndose vivo… ¿Y quién vive? Vive quien tiene un sueño, y el valor para perseguirlo…
Sed felices
Kike
PD: A las 13:30 GMT del día 29 nos encontramos en 18º 54′ S, 169º 54′ W, navegamos rumbo 270º a 5 nudos de velocidad con mayor y génova desplegados por completo, una leve brisa del sudeste nos impulsa suavemente, el mar hace caso al viento y está casi en calma. En aproximadamente 6 horas llegaremos al extremo norte de Niue, estamos a menos de 30 millas. La navegación desde Palmerston ha sido tan variable como el viento, aunque nuestro rumbo ha permanecido casi siempre directo y en ningún momento hemos estado parados.