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Día 86 (8/2/10): Rumbo a La Habana

Estamos haciendo ya rumbo directo a La Habana, a Marina Hemingway, ahora mismo la tenemos a 60 millas de la proa, rumbo 081º. Navegamos a motor, nada más cruzar el Cabo de San Antonio me sentí como en casa, es por todos los navegantes conocido que el viento predominante del mediterráneo es el «morral» (el que te viene de morros), pues se ve que por aquí también, 15 nudos de proa, menos mal que la ola que levanta no es excesivamente grande y los pantocazos son moderados, nada que ver con cuando llegamos a Santiago de Cuba, aquello si fue horrible.

Ya tenemos claro que no llegamos de día, así que hemos puesto el motor a 1.600 vueltas y avanzamos a 5 nudos, no tiene sentido llegar antes, vamos a tener que esperar de todos modos.

Vamos pegados a la costa porque parece que aquí la ola sea inferior, evidentemente a una distancia prudencial de los arrecifes de los que está plagado esta área de Cuba. Hemos pensado sacar velas, abrirnos un poco de la costa y ceñir, pero hemos desechado la idea, el viento se está yendo hacia la izquierda, nos tendríamos que distanciar mucho y tendríamos mayor ola, que también nos haría dar pantocazos, y por el otro bordo tenemos los arrecifes, así que casi mejor vamos a seguir como hasta ahora, mientras lo podamos aguantar nos garantiza llegar a tiempo para ir a buscar a Daniel al aeropuerto. Si subiera mucho viento y ola no tendríamos más remedio que hacerlo, no estamos dispuestos a someter al barco a castigos duros mientras podamos evitarlo.

Durante las guardias hay que estar alerta, por esta zona el tráfico marítimo es intenso, es zona de paso entre el este de EEUU y Méjico o Centroamérica, además del propio tráfico de cruceros y mercantes al puerto de La Habana. Existen zonas con el sentido de navegación definido para los grandes buques, como pasa en el estrecho, nos hemos alegado de ellas pasando más pegados a la costa.

Es una pena, pero no podemos pescar, hay un montón de sargazos flotando (supongo que habrán llegado hasta aquí arrastrados por algún viento o corriente fuerte), así que echamos el curry y enseguida se llena de restos, total, no hay manera. Ante la imposibilidad de pescado fresco hemos decidido comer un hervido, eso sí de yuca y malanga (otro tubérculo similar), conseguir patatas tampoco es fácil, además no son muy buenas.

Por cierto, aprovecho para recordar que se siguen subiendo fotos tanto en reportes del blog de días anteriores (desde el día 24 de enero hacia atrás) como en la cuenta de Picasa, a la que podéis acceder a través de esta dirección http://picasaweb.google.com/fotos.aventuraoceanica o del vínculo que hay creado en la web dentro de la sección itinerario día a día.

Pues nada, nos espera un final de jornada y una noche moviditas aguantando golpes y viento de proa, ¿Qué le vamos a hacer? El mar es así… a cambio luego podremos disfrutar de unos días en La Habana con estos amigos que vienen.

Sed felices

Kike

Días 83 y 84 (5 y 6/2/10): Cayo Largo

Vaya nochecita la de Cayo Guano, durante la noche fue subiendo el viento, llegó a 30 nudos, y empezamos a garrear. Sabía que el ancla no estaba clavada, cuando llegamos me tiré a comprobarla buceando, como siempre, el fondo era de posidonia con un fango muy duro, en ese tipo de superficies no agarra, por esto le soltamos bastante cadena, 45 metros estando a una profundidad de menos de 6 metros. Como primera medida le soltamos toda la cadena, 60 metros, a ver si así conseguíamos pararnos, pero no había manera. La cuestión es que estábamos protegidos de la ola por la isla, entraba un poco de través por sus extremos y detrás nuestro teníamos como 200 metros en los que se mantenía la profundidad, luego descendía gradualmente. No habría sido problemático de no tener un catamarán alemán fondeado justo a unos 50 metros de nuestra popa, una isla desierta, solo dos barcos, y tuvo que elegir justo ese lugar, manda… Después de tirar toda la cadena nos movíamos muy poco, parábamos cuando bajaba un poco el viento, pero volvíamos a garrear en cuanto subía. Decidimos hacer guardias para vigilar la distancia al catamarán, todas las horas en punto yo saldría a vigilar y Jose Carlos todas las medias horas. En ningún momento llegamos a acercarnos mucho, tal vez porque él también garreaba, la cuestión es que dormimos poco y a ratitos.

Por la mañana los dos barcos levamos anclas y nos marchamos, cada uno en una dirección. Nosotros nos dirigimos a Cayo Largo, a unas 30 millas rumbo casi oeste.

El viento que nos incomodó durante la noche nos ayudó en la navegación por el día, pudimos hacerla toda a vela de forma muy placentera. Sobre las 2 estábamos entrando en el canal que conduce a la marina. Teníamos dudas acerca de si podríamos entrar, Pedro, el canario que conocimos en Cienfuegos nos comentó que el entro arando el suelo, y su barco cala 2,30 metros, si era así, nosotros con 2,50 metros encallaríamos. Sin embargo varios cubanos a los que pregunté insistían en que no tendría problemas, lo que hice para salir de dudas fue llamar por VHF a la marina al aproximarnos, me confirmaron que disponíamos de profundidad suficiente. Por si acaso la maniobra de entrada la hicimos al ralentí y con mucho cuidado, la información que aparece en las cartas no tiene nada que ver con la realidad, si le hubiéramos hecho caso estaríamos encima de un arrecife y no habríamos encontrado el canal.

Cayo Largo es una preciosa isla rodeada de playas de arena blanca, aguas turquesa y vegetación baja. Es uno de los principales destinos turísticos de Cuba, posee incluso aeropuerto, pero por lo que pudimos ver no hay una excesiva concentración de construcciones, nada que ver con otros resorts, mantiene bastante bien el equilibrio con la naturaleza. La marina es pequeña, con pantalanes flotantes, construcciones de madera y caña, palmeras y una pequeña playa en su extremo, aspecto caribeño por todos lados.

Como es habitual en Cuba, nos esperaban las autoridades para todos los trámites administrativos, de nuevo una hora entre aduanas, inmigración, etc. En cuanto acabamos nos fuimos a dar una vuelta por los alrededores, no había mucho, un restaurant, un bar, dos tiendas y los edificios de la marina, lo suficiente para poder tomar una cerveza y comer una pizza. No existe una ciudad o pueblo, solo resorts esparcidos a lo largo del cayo.

Al llegar al barco conocimos un grupo de austriacos que nos invitaron a unirnos a una mini fiesta que tenían montada, 8 matrimonios de unos 50 años que navegaban en dos catamaranes de charter. Uno de ellos estaba tocando la guitarra, a Jose Carlos le faltó tiempo para ir a por la suya y unirse. Pasamos un rato muy agradable entre risas, chapurreo de canciones, cervezas y comida traída directamente de Europa que nos supo a gloria.

Nos fuimos pronto a dormir, al hoy pretendíamos buscar alguna playa desierta para hacer kite surf. Nuestro gozo en un pozo, por la noche se ha puesto a llover y ha caído un buen chaparrón, el día ha amanecido gris y sin viento. Visto lo visto hemos decidido continuar viaje hacia Marina Hemingway, en la Habana, el día 9 llega mi amigo Daniel de Suiza con otro amigo más, y queremos estar allí para recogerlos.

Sobre las 2 de la tarde hemos zarpado de Cayo Largo, ahora mismo navegamos por el sur de Cayo Avalos, el viento se nos ha puesto de proa y hemos decidido arrancar el motor, nos quedan unas 330 millas, calculo que llegaremos a nuestro destino el 8 por la tarde, no creo que hagamos más paradas hasta allí, vamos justos de tiempo.

La buena noticia es que acabamos de pescar un atún de unos 2 Kg., esta noche cenaremos sashimi y pescado fresco a la plancha, ya os cuento que tal esta.

Sed felices

Kike